No es raro hoy en día oír y ver a personas hablar sobre el carácter pagano de determinados símbolos, rito o escritos considerados sagrados por las Iglesias cristianas tradicionales (occidental y oriental). Por ejemplo, se oye decir que los católicos adoramos a un supuesto "dios sol", basándose en que hacemos al sol símbolo de Cristo. De igual forma, se suele oír que creer que el pan consagrado es el mismo Cristo es una evidente idolatría. Cuando alguien se expresa de esta manera, solo demuestra que desconoce el lenguaje sagrado y la revelación que Dios hace de Su propia naturaleza; además de ignorar la revelación contenida en las sagradas escrituras. Las existencia de simbologías asimilables solo indica que se utiliza un lenguaje simbólico común, que además es el utilizado por Dios para revelarse a los hombres desde el inicio de los tiempos.
Fijémonos en las Sagradas Escrituras ¿por qué les llamamos sagradas? Son sagradas debido a que las consideramos Palabra de Dios y Mensaje Divino. Las consideramos como una revelación debido a que nos comunica aspectos de Dios que no podríamos conocer si no se desvelan. El ejemplo más claro que apoya esto lo encontramos en las parábolas que nos legó Jesús por medio de los Evangelios. Por medio de unas narraciones aparentemente simples, Jesús nos comunica aspectos sobre Dios, el Reino de Dios, la Verdad, etc, que son todo menos simples y evidentes.
Es interesante reseñar que el Mensaje Sagrado se comunica por los mismos medios y lenguajes que se consideran vehículos artísticos: palabra, pintura, escultura, música, etc. Podemos hacer un rápido repaso sobre cómo se comunica la revelación utilizando estos lenguajes artísticos, apoyándonos en citas de diversos autores.
Empezamos por el arte sagrado de la pintura, donde el mejor exponente de su función sagrada es el Icono. Un icono es sagrado en cuanto nos revela a Dios mediante el arte del escritor de iconos. Jean Hani nos habla sobre qué es un icono y cómo debe ser entendido el mensaje contenido en el:
El ícono es el perfecto ejemplo de arte sagrado. En su campo, realiza perfectamente la representación de las realidades celestiales, de los arquetipos eternos; de este modo es un soporte de influencia espiritual y desempeña un papel que las autoridades eclesiásticas competentes no dudan en llamar sacramental. Es fuente de bendición e instrumento de contemplación; de bendición por el tema sobrenatural que representa según una regla canónica y que irradia su fuerza de bendición; de contemplación porque conduce de lo sensible a lo inteligible, de lo terrenal a lo celestial, a las verdades eternas, pues el icono es una visión del Cielo.
Porque el tema fundamental de todo icono, ya sea un retrato o un tema con varios personajes, es el hombre; pero precisemos enseguida: no el hombre terreno, en su estado terreno y su apariencia física, sino el hombre redimido y ya resucitado que vive en el Paraíso en la contemplación de Dios. Si esto es así, es porque todo icono deriva del icono primordial que sirve de modelo a todos los demás: el de Cristo. Como precisaron los Padres de Nicea, este icono es una prolongación de la Encarnación, es la imagen del Dios Hombre, que a su vez es imagen arquetípica del Hombre Dios, o sea el modelo de lo que tiene que ser el hombre creado «a imagen de Dios» cuando «se convierte en lo que él mismo es».” [1]
El canto como unión perfecta de música y oración nos ayuda a focalizar el ánimo, espiritualidad y la atención durante las celebraciones litúrgicas. En el diario de Raissa Maritain, una admirable mujer, poeta y contemplativa (1883-1960) podemos encontrar la siguiente cita:
"Necesidad de los cantos en la iglesia: canto del coro, canto de los fieles, canto de los mundos. La palabra es demasiado seca, demasiado limitada para expresar tal Amor. Es preciso el canto esplendido o el silencio que es otro lirismo, el del amor unificador que une al propio Júbilo divino." [2]
El amor al que se refiere Raissa es un amor revelado mediante el canto litúrgico, ya que no es algo a lo que podamos acceder por nosotros mismos.
En al arquitectura o escultura sucede lo mismo. Las estructuras espaciales incorporan niveles de significado y simbolismo que permiten ser leídos por aquellos que están preparados para ello. Quienes no lo están pueden disfrutar de la revelación por medios intuitivos.
“No olvidemos que el arte románico está lleno de símbolos y que, como decía Plotinio, el hombre sabio es aquel que en una cosa lee otra. Por todo ello, sugeriría que el arte románico- y más concretamente su percepción simbólica anagógica- actuara como tal anzuelo para personas hambrientas de un significado más profundo. A partir de allí pueden comenzar a elaborar una actitud de concientización que les capacitará para moverse en un proceso de interiorización, de modo que puedan integrar el significado de un símbolo, revolucionando los presupuestos ortodoxos que separan actualmente el conocimiento del observador de la concepción de la realidad de su experiencia.[3] (Malvis)
El mensaje sagrado difícilmente puede mostrarse de manera pragmática y científicamente analítica, ya que significado excede al capacidad de comunicación de evidencias. Pero es admirable que el mensaje se exprese de manera especialmente fidedigna utilizando cualquiera de los medios artísticos antes citados.
También es interesante la opinión que el cardenal Tomas Spidlík da sobre lo el mensaje sagrado que es transmitido por el arte:
“El arte que se manifiesta en los iconos, en la imagen sagrada y en la liturgia. Cuando se enseña la doctrina sólo con los conceptos racionales, evidentemente el misterio es muy limitado. En cambio, el símbolo mantiene la plena riqueza de significados. No hay que entender el símbolo como atributo decorativo. La palabra símbolo hay que entenderla a la letra, como signo visible e inmediatamente perceptible de la realidad que indica. Por eso Jesús habló siempre con parábolas, con símbolos; y la liturgia oriental está llena de símbolos, es un icono vivo.” [4]
San Juan dice que Cristo es el Logos, es decir lo que expresa y da sentido a todo lo creado. Por eso Cristo es el Evangelio, la Buena Noticia que se manifiesta y comunica a nosotros. Cristo nos dice que todo y todos tenemos sentido en Él y que ha venido al mundo para comunicarlo. El Mensaje Sagrado no es más que Cristo manifestado a los seres humanos, el Logos. No se trata de nada oculto, aunque comprender este Misterio sea imposible para el ser humano.
[1] Mitos, ritos y símbolos (1999). Jean Hani. José J. de Olañeta, Editor, Palma de Mallorca.
[2] El diario de Raissa.(2009) Maritain, Raissa p60. Jaques Maritain Editor.
[3] La nueva percepción simbólica. Cada símbolo posee niveles de interpretación diferentes. (2005) Malvis. http://www.circuloromanico.com/index.php?menu_id=5&jera_id=65&page_id=59&cont_id=70
[4] Entrevista al Cardenal Tomás Spidlík. (2003). http://www.30giorni.it/articoli_id_2220_l2.htm
1 comentario:
Gracias por los aportes que hacés en el blog. Tus comentarios en el mío los considero precisos y buenos como para una continuidad reflexiva.
Te saludo afectuosamente,
SB
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