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domingo, 22 de abril de 2012

Cristo nos dice: «¡Soy Yo en persona! Palpadme»


Escuchad, todos los pueblos; escuchad, naciones esparcidas sobre la superficie de la tierra; prestad atención, tribus y razas diversas (cf. Ap 7,9), vosotros todos los que os creéis abandonados e incluso pensáis que todavía sois despreciables; escuchad y alegraos: vuestro Creador no os ha olvidado. No ha querido que por más tiempo su cólera retuviera sus misericordias; ahora, en su gran bondad quiere no sólo salvar al pequeño número que son los judíos, sino a toda esta innumerable multitud que sois vosotros. Escuchad al santo profeta Isaías...: «Aquel día la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos» (11,10)...

Como el mismo Jesús lo atestigua, él es aquel que «Dios, el Padre, ha marcado con su sello», para que sea un signo. Pero ¿un signo para qué? Para que exaltado en lo alto del estandarte de la cruz, como lo fue la serpiente de bronce levantada en medio del campamento (Nm 21), él mismo haga que la mirada no sólo del pueblo judío, sino del universo entero se vuelva hacia él, y por su muerte en cruz atraiga el corazón de todos los hombres. Y enseñará a todos a poner en solo él toda su esperanza. Curando todas sus debilidades, perdonando todos sus pecados, abriendo a todos el Reino de los cielos cerrado desde hacía mucho tiempo, le enseñará que es él mismo «el que había de ser enviado..., el que esperaban las naciones» (Gn 49,10 Vulg). Fue él mismo quien levantó este signo para todos los pueblos a fin de «reunir a los dispersos de Israel, y agrupar a los desperdigados de Judá de los cuatro puntos» (Is 11,12). (Pedro el Venerable (1092-1156), abad de Cluny. Sermón sobre la alabanza del Santo Sepulcro)
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Tomo un fragmento del evangelio de hoy domingo: “Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".  Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.”(Lc 24, 35-27)

¿Por qué tememos al Señor? ¿Que es lo que nos asusta de Él? Quizás nuestras dudas, comodidades y rutinas. ¿Qué mal nos puede causar su presencia? ¿Por qué nos escondemos de Él?

Adan y Eva, tras comer del fruto prohibido se escondían de Dios. Dios les pregunto " ¿Porque os escondéis? Habéis desobedecido mis órdenes y habéis probado el fruto del árbol prohibido"

¿Nos sucede a nosotros lo mismo? ¿Esperamos del Señor que nos condene y nos haga daño? ¿Qué nos hace dudar del Señor? ¿Dudamos el Signo de Dios que es Cristo?

Hay algo en la Luz que nos hace cerrar los ojos y separarnos de ella. Sobre todo cuando vivimos en la oscuridad y se presenta delante de nosotros sin esperarla. La Luz que repele la oscuridad es capaz de mostrar lo que llevamos en nuestro interior y eso duele. Duele por el pecado que portamos en nosotros y que evidencia nuestra naturaleza caida.

¿Dónde escondernos de la Luz? Es imposible. Por eso los Apóstoles se turbaron y tuvieron dudas. ¿No habían sufrido suficiente para tener que seguir padeciendo? Pero Cristo es aquel que hará que la mirada no sólo del pueblo judío, sino del universo entero se vuelva hacia él, y por su muerte en cruz atraiga el corazón de todos los hombres. Y enseñará a todos a poner en solo él toda su esperanza.

Ante nuestra incapacidad y falta de mérito se presentará Curando todas [nuestras] debilidades, perdonando todos [nuestros] pecados, abriendo a todos el Reino de los cielos cerrado desde hacía mucho tiempo, [nos]  enseñará que es él mismo «el que había de ser enviado..., el que esperaban las naciones.

Por eso podemos estar alegres y contentes porque nosotros que nos creemos olvidados y abandonados e incluso nos sabemos despreciables oiremos que  nuestro Creador no os ha olvidado.

No ha querido que por más tiempo su cólera retuviera sus misericordias; ahora, en su gran bondad quiere no sólo salvar al pequeño número que son los judíos, sino a toda esta innumerable multitud que sois vosotros.

Demos gracias a Dios.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Visitación y aborto

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor. (Lucas 1, 39-45)

En España y en el mundo llevamos un largo y tenso debate sobre el aborto, sus razones y consecuencias. No creo ser capaz de portar nada adicional a todas las razones que desde cada posición se han expuesto en los medios de comunicación. Únicamente me atrevo a reflexionar sobre este breve pasaje del evangelio de San Lucas.

En vientre de Isabel había un ser humano que saltó de gozo al percibir la Visita de María y de Cristo encarnado en su vientre. Dos nonatos se sienten y se reconocen. Isabel reconoce a María como madre antes de nacer el Señor. María es bendita por el milagro de la vida que lleva en su vientre desde la anunciación.

Si damos un sentido trascendente y sagrado a las escrituras, podemos constatar que nos revelan que el milagro de la vida aparece desde el mismo momento de la concepción. Pero hay mucho más detrás de esta revelación.

Volviendo al mundo profano ¿Podemos dar razones para asesinar a un ser indefenso? Claro,… siempre se ha hecho y no dejará de hacerse. El problema se plantea al tener que decidir qué hacer con los hijos no deseados. Vaya locura tenemos dentro nuestra… decir hijo y decir después “no deseado” y quedarnos tan tranquilos. Esquizofrenia social que no por real y constatable deja de se esquizofrenia. ¿Qué razón puede haber en esta sociedad para no desear-querer-amar a un hijo? Si leemos este breve texto de la primera carta de San Juan, podremos encontrar alguna clave:

Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él. La señal de que el amor ha llegado a su plenitud en nosotros, está en que tenemos plena confianza ante el día del Juicio, porque ya en este mundo somos semejantes a él. En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor, porque el temor supone un castigo, y el que teme no ha llegado a la plenitud del amor. Nosotros amamos porque Dios nos amó primero. (1 Juan 4, 16-19)

La respuesta es evidente: Hay miedo, temor. El temor aparece cuando nos falta plenitud del amor. Como Dios es Amor… nos falta sabernos amados incondicionalmente por Dios. ¿Por qué tememos? Porque nos falta Dios.

jueves, 3 de septiembre de 2009

La copa se rompió...

Cuando la copa se rompe, el vino se pierde. Al cogerla, podemos cortarnos y el vino residual quedará lleno de pequeños y peligrosos cristales. No tenemos copa, ni vino… pero aun así algunos gritarán alegremente ¡Somos libres!

Nos dicen que el mundo se mueve y que no hay nada estable donde agarrarse o apoyarse. La religión pierde su significado, ya que no existe ese "absoluto" que llamamos Dios y por lo tanto no hay modo de unirnos a Él. El culto se vuelve un trámite ininteligible y las razones de congregarse son principalmente sociales.

En el mejor caso, creer en Dios se considera como un recurso psicológico de personas débiles. Lo que se promueve es un dios personal. Un dios que se adapta a las necesidades según convenga a cada uno. Dios se interpreta como relativo y subjetivo, ya que depende de cada persona.

Si Dios no existe, el arte deja de considerarse su reflejo y la estética pasa a campar a sus anchas sin limitaciones. La obra de arte no tiene razón de significar nada… con que sea innovadora y rompa con la moda estética previa, es suficiente. Los significados se trastocan a nuestro antojo, con lo cual, no somos capaces de comunicar el orden y la belleza a los demás. Sin comunicación, nos perdemos los unos a los otros. 

Nos dicen que la ciencia tiene como objetivo enseñarnos que nada es estable. Incluso ella misma se la considera relativa e interpretable según quien la utilice. Las dimensiones y el tiempo también se nos ofrecen como relativos. No existe marco de referencia estable a partir del cual definir, comparar y deducir de forma concluyente nada. Todo se separa, se cuantiza y se analiza rompiéndolo que múltiples partes, que, a su vez, se analizan rompiéndose de nuevo. Todo carece de significado por sí mismo.

Si Dios, arte y universo dejan de tener significado. Nosotros mismos dejamos de tener sentido, objetivo y trascendente. Se dicen que el ser humano se tiene a sí mismo como origen y destino. Por ello, somos dueños de todo, lo tenemos todo en nuestras manos. Somos inmensamente ricos y poderosos, ya que podemos definir y entender todo como queramos. Por fin hemos roto la copa y el vino se ha desparramado en el suelo. Nos dicen que por todo esto, por fin somos libres.

Pero esto no es un mal contemporáneo, es parte de nuestra esencia humana. Conforma lo que se denomina pecado original: querer ser como Dios para dejar de necesitarlo. En todo tiempo se ha dado este sinsentido vital y se seguirá dando en el futuro. Es cierto que hubo épocas donde era más evidente y otras donde lo fue menos. En este momento me acuerdo del joven rico que se acercó a Jesús y le pidió seguirle, pero no fue capaz de dejar atrás su riqueza.

"Y Jesús le dijo cuando le vio triste: "¡Cuán dificultosamente entrarán en el reino de Dios los que tienen dinero! Porque más fácil cosa es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios". Y dijeron los que le oían: "¿Pues quién puede salvarse?" Les dijo: "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios". Y dijo Pedro: "Bien ves que nosotros hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido". Él les dijo: "En verdad os digo, que ninguno hay que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna". (Lc 18, 24-30)

Comenta San Agustín:

"Llama rico al que ambiciona las cosas temporales y se enorgullece de ellas. Los pobres de espíritu, de quien es el Reino de los Cielos, son contrarios a esta riqueza. En sentido espiritual es más fácil que Jesucristo padezca por los amantes del siglo, que éstos puedan convertirse a Jesucristo. Da a entenderse a sí mismo con el nombre de camello, porque espontáneamente sostuvo humillado la carga de nuestra debilidad. La aguja significa las punzadas. Por las punzadas debe entenderse los dolores que sufrió en su pasión, y la angustia de ella (está simbolizada) por el ojo de la aguja." (San Agustín, De quaest. Evang. 2,47.)

Solo quien elige no darse sentido personal a sí mismo, puede ver en él la imagen y semejanza original. Esta imagen y semejanza nos permite encontrar a Dios. Sólo quien encuentra a Dios y no lo olvida ni por un instante, encuentra el sentido de su vida y de todo el universo.

Por eso, desde que el mundo es mundo, la Perla preciosa y el Tesoro escondido (Mt 13, 44-46), están disponibles para que quien los descubra pueda vender todo lo que tiene y pueda comprarlos. Por desgracia, aunque la Perla esté expuesta a la vista de todos, hay que reconocerla como tal y, además, sólo quien esté dispuesto a dejar todo, puede acceder a ella. El velo del templo se rasgó (Mt 27,51), pero, aun así, es necesario saber dónde está el templo, entrar y comprenderlo, para poder disfrutar de la sacralidad contenida en él.

Pero seamos realistas, pocos encuentran la Perla, de estos, menos aún deciden entregar su soberbia para comprarla. Las diez vírgenes (Mt 25,1-13) están dispuestas a encontrarse con el novio, pero necesitan de luz para verlo y que él las reconozca. Cinco se prepararon convenientemente, pero las otras cinco no trajeron aceite suficiente. Las cinco necias llegaron sin aceite y tarde. El novio no les abrió la puerta ya que no las reconoció.

Se suele tachar de elitista y segregadora la frase evangélica “muchos son los llamados, pero pocos los elegidos” (Mt 22, 14), pero nada más lejos de la realidad. Cuando se lee la parábola de los invitados a las bodas (Mt 22,1-14), vemos que no se trata de una decisión caprichosa de Dios. Dios no dice tu si y tu no. Nosotros somos quienes decidimos ir al banquete o no. Nosotros aceptamos o rechazamos la Perla, el Tesoro o la cena nupcial ofrecida por el Novio.

¿Y los elegidos? ¿Qué podemos decir de ellos? Serán semilla de mostaza (Mt. 13,31-32), que al morir dará lugar un gran árbol. Serán levadura (Mt. 13,33-35) que deberá gastarse para hacer fermentar el pan. Justo todo lo contrario de lo que la sociedad pregona como ideales.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Yo les aseguro que, si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre(Jn 12, 24-26)

Por lo tanto, Cristo nos invita a gastarnos solos y sin reconocimiento público. Dios nos dará, tras completar la misión, lo que merecemos. No lo que creemos merecer o lo que esperamos obtener. Los obreros de la hora undécima lo atestiguan (20, 1-16). Sólo obtenemos lo que merecemos. Esto no es injusto. Forma parte del trato de la compra de la Perla, hay que vender todo para comprarla. No queda nada para uno mismo.


sábado, 11 de julio de 2009

Las has revelado a la gente sencilla

El Señor nos enseña que la persona no puede llegar a conocer a Dios a no ser que el mismo Dios se lo manifieste; dicho de otra manera: no podemos conocer a Dios sin su ayuda. Pero el Padre quiere ser conocido: le conocerán aquellos a quienes el Hijo se lo revelará. La palabra «revelará» no se refiere sólo al futuro, como si el Verbo no hubiera comenzado a revelar al Padre si no después de nacer de María, sino que se refiere a la totalidad del tiempo. Desde el principio, el Hijo, presente en la creación que él mismo ha modelado, revela el Padre a todos los que el Padre quiere, cuando quiere y como lo quiere. En todas las cosas y a través de todas las cosas, no existe más que un solo Dios Padre, un solo Verbo, un solo Espíritu y una sola salvación para todos los que creen en él.

En efecto, nadie puede conocer al Padre sin el Verbo de Dios, es decir, si el Hijo no se lo revela, ni conocer al Hijo sin el «beneplácito» del Padre (Mt 11,26). Ahora bien, todo lo que el Padre, en su gran bondad, quiere, el Hijo lo lleva a plenitud: el Padre envía, el Hijo es enviado, y viene. Y este Padre infinito, invisible para nosotros, su propio Verbo lo conoce, y hace conocer lo inexpresable (Jn 1,8).

San Ireneo de Lyón (aprox 130- aprox 208), obispo, teólogo y mártir de la Iglesia - Contra las herejías, IV, 6, 4.7.3

Esta semana leía sobre los cursos Alpha que se celebran estos días en Londres, sus objetivos y los resultados obtenidos.

Descubrí la existencia de estos cursos gracias al blog “Una Iglesia Provocativa” y tanto las diferentes entradas sobre el tema, como los comentarios, me han hecho reflexionar. Busqué referencias para profundizar un poco más en los objetivos y el modo de actuación, datos que encontré en este enlace a Catholic.net

Resumiendo, se trata de cursos enfocados a personas que desconocen todo o casi todo del mensaje cristiano y a la(s) Iglesia(s) que lo proclaman. Se organizan de forma ecuménica, conducidos de igual forma por católicos, ortodoxos o evangélicos. Como se trata de acercar a personas alejadas y muy in-culturizadas en la sociedad actual, se sigue una estrategia ligada al marketing, que busca principalmente cuestionar el inmenso vacío existencial que estas personas viven.

Siguiendo las indicaciones que aparecen en catholic.net, la difusión se basa en el boca a boca, ya que quien pasa por este itinerario tiende a invitar a amigos, familiares y conocidos. También se utiliza propaganda en TV y radio para llegar un paso más allá del círculo de amistades de los asistentes. La secuencia se compone de una serie de breves conferencias, tras la cuales se pasa a una estupenda cena donde está prohibido hablar de religión.

Tras una serie de conferencias-cena se hace un retiro que resulta determinante para que se produzca el cambio buscado por el programa. Los que vuelven del retiro lo hacen impactados y mostrando signos evidentes de transformación. Esto intriga a los que no han asistido al retiro y les motiva a apuntarse al mismo.

Lo cierto es que, tras este curso, muchas personas retoman (inician) su vida religiosa y bastantes no bautizados deciden dar el paso de bautizarse e integrarse en una Iglesia.

La primera reflexión que me hago es el inquietante paralelismo existente entre la evangelización de los primeros siglos y la actual. Después de 20 siglos de presencia cristiana en Europa, … ¿Cómo puede haber tanta ignorancia sobre le cristianismo? Resueltamente, el texto de San Ireneo nos da una pista nada despreciable:

“El Señor nos enseña que la persona no puede llegar a conocer a Dios a no ser que el mismo Dios se lo manifieste; dicho de otra manera: no podemos conocer a Dios sin su ayuda.”
También nos recuerda San Ireneo, que la revelación no es un suceso excepcional, ya que Dios se ha revelado desde el mismo acto de la creación del universo. Además, Dios sigue revelándose al ser humano actual por medio de cada uno de los caminos sagrados que nos ha legado.

Entonces, ¿Qué sentido tienen estos cursos alpha? Primeramente, ser conductos de la revelación de Dios. Ser conductos por los cuales la Palabra revela a Dios al mundo. En si misma, la evangelización puede ser comprendida como un acto sagrado, ya que se actúa de puente entre Dios y los hombres.

Pero es evidente que Dios se nos revela de manera más profunda y plena en los sacramentos. Quienes acepten la revelación de Dios necesitan iniciar su vida cristiana por medio del bautismo. Tras del bautizo necesitarán de una sólida catequesis que les vaya introduciendo en aspectos más profundos.

Los comentarios que leo en el blog de “Una Iglesia Provocativa” tienden a subrayar dos aspectos importantes, que se “olvidan” en estos cursos:
  1. La existencia de una Iglesia verdadera. Dado que se parte de una organización ecuménica, los asistentes serán los que decidan donde acercarse después de completar el itinerario. Es evidente que esto presupone una situación de equivalencia de todas las Iglesias que resulta incómoda a muchas personas.
  2. La existencia de una sacralidad implícita dentro de la revelación. Esta omisión proviene de las Iglesias evangélicas que desconocen este aspecto primordial del cristianismo. Hay que ser conscientes de que es complicado crear un vínculo ecuménico que muestre la importancia de la sacralidad.
Desde una perspectiva cristiana tradicional, estos son dos aspectos capitales para iniciar cualquier acercamiento a nuestra religión. ¿Podríamos posicionarnos contra estos cursos Alpha por olvidar estos dos aspectos?

Todavía queda mucho que reflexionar sobre el ecumenismo y el sentido/sinsentido del acercamiento a las posturas desacralizadotas de las Iglesias evangélicas. Dicho esto, también es necesario aceptar que, en la proclamación del mensaje cristiano, nos llevan una ventaja considerable. Los católicos hemos nos hemos ido olvidando del aspecto proclamativo del evangelio: El Kerigma. El Kerigma se proclama a los no creyentes y a los alejados de forma directa.

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor." Lucas 4:18-19

El mi anterior post indicaba que Mensaje y Misterio son dos caras de la misma moneda. Uno sin el otro deja a la moneda sin valor ni sentido… por lo que hemos de ser conscientes de la necesidad de dar importancia a ambos. San Ireneo indica sin dudas que El Verbo nos hace llevar no solo lo explicable (Mensaje) sino que también nos hace llegar lo inexplicable (Misterio). En todo caso, no somos nosotros quienes evangelizamos… es Dios mismo El que a través nuestra, se revela a quien quiere aceptarlo.
Lo realmente importante es no olvidarnos que, aunque sea el primer paso, no podemos quedarnos con un cristianismo Alpha… tenemos que vivir y proclamar el objetivo de llegar ser cristianos Omega. Y eso requiere de compromiso, perseverancia y sacralidad.
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