Me retenían mis viejas ideas amigas, ¡esas bagatelas de bagatelas, esas vanidades de vanidades! Con suaves golpes me tiraban de mi ropa de carne y me murmuraban en voz suave: "¿Nos dejas? ¡Acabas para siempre! A partir de este momento ya cercano, ya no estaremos más contigo, no te será permitido hacer esto, hacer lo otro" Oh, Dios mío, qué de cosas me sugerían!... Dudaba yo de deshacerme de ellas, de saltar hacia donde me sentía llamado; la costumbre, de manera tiránica, me decía: "¿Crees que podrás vivir sin ellas?" Pero ya su voz era más dulce, porque del lado hacia donde giraba mi rostro y donde me daba miedo pasar, la casta dignidad de la continencia me invitaba noble y graciosamente a venir sin dudar, enseñándome un multitud de buenos ejemplos:... "Es el Señor, su Dios, quien te los ha dado. ¿Por qué te apoyas sobre ti mismo siendo así que tú mismo no te mantienes en pie? Lánzate a él, no tengas miedo. Él no va a ocultarse para que caigas. Échate sin temor; él te recibirá y te curará"...
Esta lucha en mi corazón no era más que una lucha de yo mismo contra yo mismo... Cuando mi mirada había, por fin, sacado del fondo de mi corazón todas mis miserias, me sobrevino una gran tempestad de lágrimas. Para dejar que la tempestad rompiera, me levanté y salí... Sin saber demasiado cómo, me eché bajo una higuera, dejé que mis lágrimas corrieran completamente, brotaron a oleadas, sacrificio digno de ti, Dios mío. Y te dije sin mesurar: "Y tú, Señor, ¿hasta cuando? ¿Hasta cuando estarás enojado? No te acuerdes más de nuestras viejas iniquidades" (Sl 6,4; 78,5)... Yo lanzaba gritos lastimeros: "¿Para cuánto tiempo? ¿Hasta cuándo? Mañana, siempre mañana. ¿Por qué no ahora mismo?"...
Y he aquí que sentí una voz que venía de una casa vecina, una voz de niño o niña, que cantaba y repetía: "¡Toma y lee! ¡Toma y lee!". Al momento me rehice y quería recordar si era el estribillo habitual de un juego infantil; ninguno me venía a la memoria. Reprimiendo mis lágrimas, me levanté con la certeza de que el cielo me ordenaba abrir el libro del apóstol Pablo y leer el primer pasaje que me saliera... Volví a casa apresuradamente y cogí el libro y leí lo primero que me salió: "Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo, y que el cuidado de vuestro cuerpo no fomente los malos deseos" (Rm 13,13s). No hacía falta seguir leyendo, no tenía necesidad de más. Justo al acabar estas líneas, una luz de seguridad se derramó en mi corazón y todas las tinieblas de mi incertidumbre se disiparon. (
S. Agustín (354-430), obispo de Hipona (Äfrica del Norte) y doctor de la Iglesia. Las Confesiones, libro 8
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-- mmm... Convertirse... ¿Convertirse en qué? ... ¿En que quieres que me convierta? Ya soy lo que quiero ser en cada momento. Puedo jugar a ser según mi deseo y deleite. No me hace falta conversión, soy un continuo carrusel. Tengo derecho a ser lo que me haga falta y nadie me lo puede negar, ya que se puede encontrar con una denuncia. Ja ja ja. ¿Qué más puede querer nadie?
-- Tal vez la última frase defina lo que dices... nadie. ¿Quién eres? Nadie. Eres apariencia de ser que recubre una nada disimulada por los colores y las estridencias de muestras. Ser no es aparentar ni parecer. Tampoco tienes clara la diferencia entre la conversión y la perversión. Ambas palabras hablan de cambio de nuestro ser, de nuestra naturaleza, pero de diferente forma.
-- Venga ya!!! Eso de la perversión suena a algo pasado, viejo y añejo. Quieres imponerme algo que no me interesa. A mi me da igual que pienses que soy un pervertido... ya que eso solo parte de la envidia que tienes, porque no te permiten ser como yo. Libre como le viento. Simple envidia, amigo.
-- ¿Qué te hace pensar que tengo envidia? ¿Como diferencias la envidia del afecto? Si a alguien le interesas puede querer ayudarte sin que exista envidia por medio.
-- Ja ja ja. Quien me quiere me deja ser como soy. El que no me quiere es el que me quiere cambiar y esto solo se hace por envidia? Quien me quiere, disfruta de mi mientras le apetece. Después desfila. Se va. Es lo ideal. La libertad no tiene ataduras permanentes. Sino no sería libertad.
-- ¿Decidir y mantener una decisión, no es ser libre?
-- No... que va!. Quien decide de forma permanente pierde la libertad, ya se encarcela a si mismo.
-- Y ese supuesto encarcelamiento asumido ¿No es libertad? ¿No es libre hacerlo y mantenerlo cada minuto durante toda la vida?
-- Pues... psi... Pero sabes que te digo. Es muy aburrido decidir y mantener la decisión. Lo aburrido no es libre, ya que la libertad nunca es aburrida.
-- ¿Sabes la diferencia entre la libertad como potencia y la libertad como acto?
-- No... Que cosas me dices. Ja ja ja. ¿De qué me sirve saber esas cosas?
-- La libertad en potencia es la que nunca se concreta en nada permanente y por lo tanto, no nos ayuda a crecer en nuestro ser ni en transformar nuestra naturaleza. La libertad en acto, es la que nos permite poner los fundamentos de lo que somos y crecer a partir de ellos. La libertad en potencia es como un plano inconcluso de una casa, que se cambia a cada momento. La libertad en acto es como un plano que se lleva a la realidad... que será tu casa.
-- Pues la casa para quien quiere encerrarse en ella. A mi lo que me interesa es vivir a la intemperie. Ja ja ja. Así siempre seré libre.
-- Discrepo.... querrás decir que así nunca utilizarás tu libertad en nada fundamental. Es como si tienes 1000€ y los utilizas comprando chucherías y caramelos según te apetece... cuanto los gastes. ¿Con qué te quedas? Con nada que te permita seguir adelante. ¿Dónde queda entonces tu ansiada libertad? La libertad es un don de Dios que tenemos que "invertir" para que podamos disponer de una nueva libertad sustentada en la previa. Eso si... solo en la medida que seamos coherentes utilizando la libertad, podremos desarrollarnos como personas y como sociedad.
-- Lo que hablas vuelve a sonar aburrido y antiguo. Tio... despierta, la vida está para gastarla hasta morirnos de gusto. No para aburrirnos hasta morirnos de aburrimiento y asco.
-- ¿Y la libertad? ¿Dónde quedó en tu último discurso? Haces dos afirmaciones terriblemente deterministas e inexorables. Qué duro es pensar así. No hay libertad alguna en ellas. El final es el mismo. ¿Para qué quieres entonces tu valorada libertad?
-- Je je, pues para poder disfrutar mientras no la palmo. Después ¿Qué más da lo que haya dejado detrás? Eso es la verdadera libertad.
-- Entonces... ¿La libertad es inconsciencia? ¿La libertad se sustenta en la ignorancia? Al menos eso se trasluce de tus palabras.
-- Cierto. Saber es un tostón que te ata, te da remordimientos y encima te aburre. Mejor disfrutar sin saber mientras puedes.
-- Hacer lo que quieres sin saber ¿es libertad?
-- Claro... libertad es hacer sin pensar en lo que haces.
-- Pero es evidente que piensas y elijes... ya que buscas diversión y "no aburrirte"... entonces no eres totalmente libre. ¿O no?
-- Claro que pienso... es lo que me permite decidir lo que quiero.
-- Entonces decides no saber. Ignorar las consecuencias de tus actos.... esto limita tu libertad. Echas a un lado lo que molesta tu objetivo inmediato.
-- Bueno... claro... la libertad que elijo es la que gusta, la que me divierte y me satisface. La otra me trae sin cuidado.
-- ¿Elijes una libertad frente a otra? ¿Quien elije la otra... no es igual de libre?
-- Pues supongo que si. Allá él con lo que le guste hacer. Ja ja ja.
-- Entonces ya no sostienes que la libertad es ser lo que quieres en cada momento. Hay otra libertad... ¿o no?
-- Vale... pero la mía es la mejor, la más divertida.
-- ¿Divertida? ... quizás sea mejor decir que la tuya es la más inconsciente. ¿Se es libre si no se sabe a lo que te llevan tus actos?
-- Claro que se es libre Ja ja ja. Fabulosamente libre.
-- Pero si se sabe, se puede elegir con más conocimiento lo mejor... más allá de lo divertido/aburrido del momento. Por ejemplo, si bebes mucho, te lo pasas genial... pero a la mañana siguiente te dolerá todo el cuerpo... ¿Es divertida la resaca? ¿Verdad que no? ¿Eres libre si ignoras esa realidad y eliges solo lo divertido del momento?
-- Vaya ... la resaca no es divertida, pero se aguanta hasta que se quita. Es el pago por la diversión que has tenido. Si me pusiera a pensar en la resaca, no me divertiría igual. Más bien me sentiría fatal bebiendo y eso no es divertido.
-- Por lo tanto, ignorar de forma consciente o inconsciente algo... limita la libertad. El problema es que "lo divertido" no es normalmente algo inocuo y que no traiga problemas. A lo aburrido, también le pasa eso, no te creas. Pero quizás algo "aburrido" te de más bienestar y felicidad a la larga ¿No?
-- Puede ser... pero entonces no viviría, ni me divertiría en ese momento que me apetece. Si al final nos morimos, mejor haberlo pasado genial.
-- ¿Genial? Creo que hemos deducido que esa genialidad es solo parcial o momentánea... ¿Realmente es tan genial divertirse en base a ignorar? Si tienes un accidente, cometes un delito o te entra un cirrosis... ¿Pensarás en lo divertido que lo pasaste? ¿A que no?
-- Pues no. Será horrible y me sentiré como un idiota. Pero mejor no pensar en esas cosas tio...
-- ¿Cómo habrás invertido tu libertad en esos casos?
-- Mal. Será un desastre. Pero no tiene porque pasar.
-- Pero quien compra lotería... le puede tocar ¿O no? A más lotería más opciones del "gran premio". Los desastres ocurren, la vida está llena de ellos y normalmente nuestra inconsciencia es la culpable.
-- Me dejas tieso. No se qué decir... esto no es divertido.
-- Volvamos al principio ¿Qué es convertirse? ... cambiar en un sentido de hacer nuestra naturaleza más perfecta. ¿Qué es pervertirse? ... cambiar en el sentido de hacer nuestra naturaleza menos perfecta. Somos libres de elegir, pero lo que elijamos nos dará los rendimientos correspondientes. No esperarás recoger tomates sembrando espinos. La conversión comienza por lo más básico, el entorno social donde desarrollas tu vida. Pasa por lo corpóreo, pasa por lo intelectual, lo emocional y termina en lo espiritual. A San Agustín le fue bien ¿Por qué nos va a ir mal a nosotros?
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Señor, danos luz, entendimiento y capacidad de aprender de ti
Ayúdanos a transformar nuestra naturaleza caída, incompleta y ignorante.
Te alabamos por todo lo que nos das.
Te agradecemos la Gracia que derramas día a día sobre nosotros.
Gracias Señor por tanta bondad.
Amen