Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
ten misericordia de mí, y respóndeme.
Mi corazón ha dicho de ti:
buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
No escondas tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu siervo;
mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
con todo, Jehová me recogerá.
Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud.
(Salmo 27,7-11)
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