sábado, 12 de febrero de 2011

Humildad

"Hijo mío, acuérdate de día y de noche, del que te anuncia la palabra de Dios; hónrale como al Señor, puesto que donde se anuncia la palabra, allí está el Señor. Busca constantemente la compañía de los santos, para que seas reconfortado con sus consejos. Evita fomentar las disenciones, y procura la paz entre los adversarios. Juzga con justicia, y cuando reprendas a tus hermanos a causa de sus faltas, no hagas diferencias entre personas. No tengas respecto de si Dios cumplirá o no sus promesas. Ni tiendas la mano para recibir, ni la tengas cerrada cuando se trate de dar. Si posees algunos bienes como fruto de tu trabajo, no pagarás el rescate de tus pecados.No estés indeciso cuando se trate de dar, ni regañes al dar algo, porque conoces al dispensador de la recompensa. No vuelvas la espalda al indigente; reparte lo que tienes con tu hermano, y no digas que lo tuyo te pertenece, poque si las cosas inmortales os son comunes, ¿con cuánta mayor razón deberá serlo lo perecedero? No dejes de la mano la educación de tu hijo o de tu hija: desde su infancia enséñales el temor de Dios. A tu esclavo, ni a tu criada mandes con aspereza, puesto que confían en el mismo Dios, para que no pierdan el temor del Señor, que está por encima del amo y del esclavo, porque en su llamamiento no hace diferencia en las personas, sinó viene sobre aquellos que el Espíritu ha preparado. En cuanto a vosotros, esclavos, someteos a vuestros amos con temor y humildad, como si fueran la imagen de Dios. Aborrecerás toda clase de hipocresía y todo lo que desagrade al Señor. No descuides los preceptos del Señor, y guarda cuanto has recibido, sin añadir ni quitar. Confesarás tus faltas a la iglesia y te guardarás de ir a la oración con mala conciencia. Tal es el camino de la vida." (Didache 1, IV)

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La Didaché o enseñanza de los Apóstoles es un texto del primer siglo y una ventana maravillosa donde encontrarnos con la Tradición que permanece viva dentro de la Iglesia. Dentro de este apartado IV, hay un breve parrafo que he resaltado: ".No estés indeciso cuando se trate de dar, ni regañes al dar algo, porque conoces al dispensador de la recompensa.

A veces tendemos a compartir lo que conocemos y entendemos con una actitud agria. Parecería que nos doliera compartir el pan de conocimiento con los demás o que les afeáramos no conocerlo de forma previa. Nos dice la Didaché que no regañemos al dar algo. Más bien, se trata de compartir con una sonrisa, ya que dar es un acto sagrado que nos une a Cristo. "... En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis".(Mt 25,40)

Quizás hoy en día nos sobre arrogancia y nos falte humildad a la hora de mostrar el camino que nuestros hermanos. En todo caso, toca orar a Dios para que nos asista en todo lo que con caridad y amor hagamos por el prójimo.

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Señor, que tu Gracia nos de humildad
y allane los caminos que nos
separan de los demás.
Ayúdanos a acercarnos con afecto
y sinceridad a quienes nos necesitan
Permítenos se camino de Ti hacia los demás.
Amén

2 comentarios:

Mitte dijo...

Querido Miserere.

Creo que una de las cosas que frecuentemente nos faltan en este momento de la historia es fe. No tanto como opción intelectual sino como confianza. Por eso "nos preocupamos de si Dios cumplirá o no sus promesas" y, al dar, tenemos la impresión de que nos quedamos sin nada, en lugar de ver cómo de ahí brota la abundancia.

Qué hermoso texto. Gracias.

Un gran abrazo.

Miserere mei Domine dijo...

Concuerdo contigo Mitte :)

Esa fe-confianza cada vez la asimilo más a la virtud de la Esperanza. Nos falta esperanza, que es espera confiada y con un sentido bien definido.

Como toda virtud, debemos orar a Dios para que nos marque con ella el alma. Quiera Dios darnos Esperanza suficiente para confiar en El.

Gracias por pasarte por este rinconcito. Un abrazo :)

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