viernes, 17 de junio de 2011

¿Qué tiene que ver un aparato de radio con la voluntad de Dios?

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rm 12,2)

En este breve párrafo de la Epístola a los romanos, San Pablo introduce en concepto de importancia: la voluntad de Dios. Esta voluntad es la que pedimos que se cumpla en la tierra como en el cielo, cada vez que oramos con el Padre Nuestro. ¿Qué significa para nosotros esta voluntad? San Gregorio de Nisa nos ayuda en la comprensión:.

Lo que el Apóstol entiende por "la voluntad perfecta" es que el alma tome la forma de la piedad, en la medida que la gracia del Espíritu la hace florecer hasta la belleza suprema, trabajando con el hombre que sufre en su transformación.
El crecimiento del cuerpo no depende de nosotros, porque no es según el juicio del hombre ni según su agrado que la naturaleza mide su estatura: ella sigue su propia tendencia y necesidad. Por el contrario, en el orden del nuevo nacimiento, la medida y la belleza del alma - dadas por la gracia del Espíritu, que pasa por el celo de aquel que la recibe - crecen según nuestra disposición. Mientras más extiendas tu combate en favor de la piedad, también más se extenderá la estatura de tu alma, por medio de estas luchas y estos trabajos a los cuales nuestro Señor nos invita diciendo: Luchen por entrar por la puerta estrecha (Lc 13,24; ver Mt 7,13), y también: ¡Háganse violencia! Son los violentos quienes arrebatan el Reino de los Cielos (ver Mt 11,12). Y también: Aquel que persevere hasta el fin, ése se salvará (Mt 10,22). Y: Por su perseverancia tomarán posesión de sus almas (Mc 13,12). A su vez dice el Apóstol: Por la paciencia, corramos la carrera que se nos propone (Hb 12,1), y también: Corran de manera que ganen el premio (1 Co 9,24), y de nuevo: Como servidores de Dios por medio de una paciencia incansable (2 Co 6,4), etc.
Nos invita pues a correr, y a dirigir todo nuestro esfuerzo a estos combates, puesto que el don de la gracia está proporcionado a los esfuerzos de aquel que la recibe.
Porque es la gracia del Espíritu la que concede la vida eterna y la alegría inefable en los cielos; y es el amor el que por la fe acompañada de las obras, gana el premio, atrae los dones y hace gozar de la gracia. La gracia del Espíritu Santo y la obra buena concurrente al mismo fin colman con esta vida bienaventurada el alma en la que ellas se reúnen.
Al contrario, separadas, no procurarían al alma ningún beneficio. Porque la gracia de Dios es de tal naturaleza que no puede visitar a las almas que rehúsan la salvación; y el poder de la virtud humana no basta por sí solo para elevar hasta la forma de la vida celestial a las almas que no participan de la gracia. Si el Señor no edifica la casa ni guarda la ciudad, dice la Escritura, en vano vigila el guardián y trabaja el que construye (Sal 126,1). Y también: No son sus espadas las que conquistaron la tierra, no son sus brazos los que los salvaron - aun si los brazos y las espadas han servido en el combate - sino tu mano y tu brazo (oh Señor), y la luz de tu rostro (Sal 43,4).
¿Qué quiere decir esto? Que desde arriba el Señor lucha con los que luchan - y que la corona no depende solamente del trabajo de los hombres ni tampoco de sus esfuerzos -. Las esperanzas descansan finalmente sobre la voluntad de Dios.
Es necesario, pues, saber en primer lugar cuál es la voluntad de Dios; mirarla dirigiendo hacia ella todos nuestros esfuerzos; y, tendidos hacia la vida bienaventurada por el deseo, disponer en vista a esta vida nuestra propia existencia.
La "voluntad perfecta" de Dios consiste en purificar el alma de toda mancha por la gracia, elevarla por encima de los placeres del cuerpo, y que se ofrezca a Dios, pura, tendida por el deseo, y hecha capaz de ver la luz inteligible e inefable.
Entonces el Señor declara al hombre "bienaventurado": Bienaventurados los corazones puros, porque verán a Dios (Mt 5,8). Y en otra parte ordena: Sean perfectos como su Padre del cielo es perfecto (Mt 5,48).
El Apóstol exhorta a correr hacia esta perfección cuando dice: Para llevar a todos los hombres hasta la perfección en Cristo, me fatigo luchando (Col 1,28). (San Gregorio de Nisa, La Meta Divina y la Vida Conforme a la Verdad Cap 1, fragmento)
-oOo-

El tema de la voluntad de Dios nos sobrepasa en cuanto a que no podemos ser conscientes de todo el plan divino. Pero si podemos acercarnos hacia la voluntad de Dios sobre nosotros.

San Gregorio habla de la transformación que nos lleva a la belleza suprema y a la visión inteligible e inefable. Pero no es con nuestra fuerza y nuestra voluntad como podemos llegar a la limpieza de corazón necesaria para ver a Dios. Nos dice que la corona no depende solamente del trabajo de los hombres ni tampoco de sus esfuerzos -. Las esperanzas descansan finalmente sobre la voluntad de Dios.

¿Podemos confiar en nuestras fuerzas y nuestra voluntad? Definitivamente no podemos hacerlo, aunque fuerza personal y voluntad sean necesarias para abrir las puertas a la Gracia de Dios. Voluntad humana y voluntad divina deben sintonizarse para que el efecto resonante produzca la transformación de nuestra naturaleza.

Comparto con usted un ejemplo real y cotidiano que espero sea ilustrativo para penetrar en este tema. Si queremos oír una emisora de radio, debemos sintonizar el aparato con la frecuencia de la emisora. Si no sintonizamos la emisora adecuada, escucharemos aquello que buscamos. ¿Qué es sintonizar una emisora? Sintonizar es simplemente transformar la naturaleza del filtro de sintonía para que “resuene” en la misma frecuencia que la emisora que deseamos escuchar. No entro en la física y electrónica interna del aparato, aunque les puedo indicar que muestran analogías muy interesantes.

Volvamos a la radio. Una vez colocada la frecuencia de resonancia del filtro en la misma frecuencia de transmisión de la emisora, como por arte de magia, aparece el sonido que buscamos y no otro. Esta analogía se ajusta perfectamente a lo que nos dice Cristo por medio de san Mateo: Sean perfectos como su Padre del cielo es perfecto (Mt 5,48). Si la sintonía es la adecuada, Dios se manifestará por medio nuestra.

Cada aparato de radio podrá sintonizar la emisora que estime importante oír. Incluso hay aparatos que solo captan ruido de fondo y niegan la existencia de emisora alguna. Nuestra voluntad es lo que nos permite estar en sintonía con Dios, como es obvio y evidente. Si estamos correctamente sintonizados, la gracia de Dios podrá transformarnos y llegar a quienes nos rodean, por medio de nuestro testimonio.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó la idea de buscar estar bien sintonizados para emitir en nuestro entorno la voz de Dios. Sin olvidar que Dios puede hacer que las piedras griten en su alabanza; hay mucha radio muda muy bonita sin pilas, ni cables conectados a la fuente de energía que es la comunidad del Espíritu de Dios. Un abrazo.

Marian dijo...

¡Muchas Gracias por la entrada!
Muy importante es hacer la voluntad
de Dios, y estar en su sintónia.
Pidamos mucho unos por otros, para
que seamos santos,cada día más
identificados con Cristo.
BENDICIONES!!!

Escalante dijo...

La metáfora está excelente y me llevo la idea para la predicación. !Gracias!

Miserere mei Domine dijo...

Gracias NIP :)

Cierto que hay mucha radio sin pilas y bastantes con el paupérrimo factor de calidad en el filtro de sintonía. Escuchan mezcladas 3,4 o 20 emisoras y mucho ruido de fondo.

Pero también los que intentamos mantener la radio en perfectas condiciones para ser herramientas eficaces para el Señor.

Un abrazo de vuelta :)

Miserere mei Domine dijo...

Gracias Marián.

Necesitamos de mucha oración todos unidos y en sintonía con el Señor. Si supiéramos como orar, nos daríamos cuenta de los cerca que tenemos al Señor.

Que Dios le bendiga :)

Miserere mei Domine dijo...

P Escalante, me alegra que mi humilde simil le sea de utilidad. Toda manera de llevar el entendimiento del Evangelio es donado por el Señor.

Un abrazo en Cristo :)

Anónimo dijo...

Muchas gracias por este compartir que Dios le pague un saludo

Miserere mei Domine dijo...

Muchas gracias a usted, Lourdes :)

Gabriela dijo...

Hola Néstor!! Primero te cuento aquí, algo que tenía guardado desde hace mucho y es decirte que me alegró mucho cuando en Facebook pusiste tu nombre, de verdad... Dicho esto y tranquila ya con mi conciencia... me gusta mucho el simil con la radio. Hace poco vi claro para mí que mi felicidad es la Voluntad de Dios para mí. Si, algo tan claro, pero a la vez muchas veces tan costoso; porque es como si cada día tuviese que pasarme un rato con el dial de la radio, para sintonizarla un poquito mas. Yo encuentro muchas interferencias, que me vienen casi todas de mí misma!! otras del mundo... pero casi que las que provienen de mi interior son las que mas se inerponen entre el Señor y mi alma. O sea que tú sabes bien cuales son las armas del cristiano en el camino, orar, paciencia, perseverancia, humildad... mucha humildad. El Señor se tarda... y sin embargo todo mi ser acude pronto a la Eucaristía, intento mirar al Sagrario y decirme ahí esta Jesús... Escribo en 1ª persona solo porque así me es mas útil a mi propia conversión; pero me encantaría saber que mi el factor tiempo para todos es clave. El día a día. Misterio de Amor de Dios, porque sin Él nada somos, lo dijo Él mismo y con Él todo lo podemos. Como Él quiera, cuando Él quiera, donde Él quiera...

El Estudiante dijo...

Querido Miserere,

como te dije en otro blog, :) pienso que es nuestra voluntad movida por la Gracia lo que nos permite estar en sintonía con Dios.

Pero si no está movida por la Gracia no podemos estar en sintonía con el Señor. Pues Dios nos da el querer sintonizarle e incluso la fuerza para hacerlo libremente.

Sin la Gracia nunca habrá movimiento salvífico de la voluntad humana hacia Dios Nuestro Señor.

Sin Gracia no hay conversión, ni bien saludable alguno.

Sin Gracia no existe ni siquiera el deseo de sintonizar con la Voluntad Divina.

Sin Gracia el hombre puede hacer algún limitado bien moral de índole natural, pero con el auxilio del concurso universal de Dios, pues todo bien procede de Dios, que siempre es quien mueve primero y empuja a hacerlo libremente.

La voluntad, como explica Santo Tomás, es movida por la Gracia a creer libremente en Cristo y hacer la Voluntad del Padre,

pero no puede por sí misma con fuerzas propias. Por eso la conversión es un movimiento inicial de Dios que atrae al ser humano hacia Sí, que acepta (movido por la Gracia) o rechaza. Aquí etá su libertad.

Es un tema precioso, poco conocido, de la doctrina católica, lleno de sorprendentes revelaciones.

Un abrazo muy fuerte de tu pesado amigo Alonso y que Dios te bendiga

¡Y gracias por la paciencia que me tienes!!

Miserere mei Domine dijo...

Gracias Gabriela

Llegó el momento de dar la cara en Facebook y en parte me alegra mostrarme tal cual y en parte echo de menos la humildad que conlleva ser solo una "voz" sin cara. ¿Quien soy yo para decir nada por mi mismo?

Pero todo sea para mayor gloria de Dios.

Comparto contigo la certeza que llevamos dentro de cada uno la misma naturaleza imperfecta de nuestros hermanos. Si en ello veo algo equivocado, rápidamente lo encuentro en mi. Esto nos lleva a ser consciente de que la conversión es un camino más que una meta. El tiempo deja de tener especial importancia y lo que nos queda es el tesón diario de continuar adelante.

Un abrazo en Cristo :)

Miserere mei Domine dijo...

Comparto todo lo que indicas. La gracia es lo que nos da la fuerza de ir adelante. Aunque discrepo en matiz. La gracia no nos predispone a elegir, sino que nos hace más libres para hacerlo. Si la gracia nos predispusiera ¿Por qué el ángel pregunta a la llena de Gracia? La llena de Gracia no hubiera necesitado de su voluntad para abrir el paso a Dios.

Tampoco entiendo que la conversión (que es acción de Dios sobre nosotros), opere sin nuestra voluntad. Si fuera así, tendríamos serios problemas con el libre albedrio y tendríamos a un paso la doctrina de la predestinación.

Como te indiqué en Eclesiastic : http://www.blogger.com/comment.g?blogID=7729661669962805475&postID=7502297846077033376

Seguramente la Gracia de Dios y la voluntad humana actúen sincronamente en total sintonía y conjunción. A nosotros nos excede esta comprensión y solo podemos entender que una preceda a la otra. Esto nos ahce discutir y encontrar que cualquier alternativa tiene sus congruencias e incongruencias.

El misterio de la gracia y la voluntad humana es un misterio que sólo Dios puede desentrañar.

Un abrazo en Cristo.

El Estudiante dijo...

El Magisterio de la Iglesia ha definido todo esto con mucha precisión. La verdadera doctrina católica de la Gracia es muy poco conocida por los católicos, porque se predica poco.

Creo que la mayoría de los católicos tienen un concepto errado de la acción de la Gracia y caen en cierto voluntarismo semipelagiano propiciado por la predicación de los últimos decenios y el ambiente teológico.

Es una doctrina maravillosa, impresionante, que te cambia la vida cuando la descubres.

Porque te das cuenta de lo indigente de la naturaleza humana, que todo ha de recibirlo del Señor, que nos impulsa a obrar bien sin violentar nuestra voluntad, sino moviéndola y predisponiéndola y dándole la fuerza para hacer el bien y acabarlo.

MDR dijo...

No había entrado a tu blog, me gusto la manera como armas las entradas.
Esta entrada tiene tantos temas que reflexionar, y me parece bellísimo el tema de la Voluntad de Dios, que finalmente es lo que tenemos que hacer.
Ví tu perfil, y me doy cuenta que participas en muchos blogs, me alegra que te des tiempo para ello.
La verdad a mi me cuesta mucho, sobre todo porque no se hacer más tiempo para dedicarles, mi vida esta demasiado "ocupada" uno de estos días te digo a que me dedico y porque absorben mis actividades mucho mi tiempo.
Que tengas una muy bella y santa semana.
Besitos.

El Estudiante dijo...

Veamos cómo define esto el Magisterio de la Iglesia:

Del Sínodo II de Orange:

""Can. 20: «Que el hombre no puede nada bueno sin Dios. Muchos bienes hace Dios en el hombre, que no hace el hombre;

""ningún bien, en cambio, hace el hombre que no otorgue Dios que lo haga el hombre».

""Can. 4: «Si alguno porfía que Dios espera nuestra voluntad para limpiarnos del pecado, y no confiesa que aun el querer ser limpios se hace en nosotros por infusión y operación sobre nosotros del Espíritu Santo, resiste al mismo Espíritu Santo, que por Salomón dice: es preparada la voluntad por el Señor” (Prov. 8,35: en LXX),

""y al Apóstol que saludablemente predica: “Dios es el que obra en nosotros el querer y el obrar, según su beneplácito” (Flp 2,13)».

El Estudiante dijo...

Concluye el Sínodo con una profesión solemne de la fe católica, escrita por San Cesáreo de Arlés:

«También profesamos y creemos saludablemente que en toda obra buena no empezamos nosotros y luego somos ayudados por la misericordia de Dios,

""sino que Él nos inspira primero –sin que preceda merecimiento bueno alguno de nuestra parte– la fe y el amor a Él».

Es decir, la gracia precede gratuitamente, sin merecimiento nuestro, inmerecidamente, por los méritos de Cristo,a la voluntad, que es excitada a aceptar libremente esa Gracia y sostenida en esa decisión y mantenida en su esfuerzo.

Siempre y cuando no se niegue y la rechace. Pues existe la libertad de rechazarla. La voluntad puede resistirse a ese empuje y rechazarlo. Es el pecado. la libertad.

Pero todo lo bueno es Gracia, que diría san Agustín, hasta nuestro libre albedrío es gracia. Hasta el esfuerzo que hemos de emplear en vivir heroica y santamente es gracia aceptada.

Nada puede nuestra voluntad humana sin el empuje divino, que ha de aceptar.

La conversión es gracia, no esfuerzo natural, no decisión autónoma humana, sino decisión libre suscitada por la gracia, que el Padre envía: "Hágase en mí según tu palabra". Nadie puede ir a Dios si Dios no lo llama primero.

Qué doctrina más hermosa! Sin la gracia de Cristo, permanecemos esclavos del demonio e incapaces para toda obra salvífica. Sin Cristo estamos perdidos para toda obra saludable.

Es la maravillosa doctrina del Concilio de Trento contra los errores protestantes que negaban el libre albedrío y defendían que el ser humano no puede negarse a la gracia.

Por esto en 1 Pedro 1, 13 se dice.

"Poned TODA vuestra esperanza en la gracia"

Un abrazo

Miserere mei Domine dijo...

Concuerdo con todo lo indicas Alonso, pero echo siempre en falta el otro límite, que tan bien expresa San Agustín en estas dos frases:

Si tú no quieres, no residirá en ti la justicia de Dios. Pero aunque la voluntad no es sino tuya, la justicia no es más que de Dios. La justicia de Dios puede existir sin tu voluntad, pero no puede existir en ti al margen de tu voluntad (San Agustín. Sermón 169,13).

El que te creó sin ti, note justificará sin ti (San Agustín, sermón 169,13).

Dios siempre es el primero que llama (a todos) y nosotros quienes le abrimos voluntariamente el paso a la la gracia.

Dirás que es una sutil sutileza, pero deja las cosas más claras a quien pueda tener la tentación de esperar que sea Dios quien le salve sin el.

Algunas citas que traes, si no se deja claro este extremo, pueden ser interpretadas perfectamente como quietistas.

Permíteme una citar una cita dentro de las que nos has ofrecido... es maravillosamente esclarecedora:

"Nada puede nuestra voluntad humana sin el empuje divino, que ha de aceptar."

Sin Dios nada cierto al 100%,... pero sin olvidar que después, sin nosotros, tampoco.

Un abrazo en Cristo :)

Pd. Temo que no llegaremos fácilmente a un acuerdo cómodo para ambos. Es casi imposible de llegar utilizando sólo nuestras fuerzas, pero me encanta aprender y ofrecer lo poco que sé.

Miserere mei Domine dijo...

Hola María :)

Encantado de encontrarte en este rinconcito virtual. No creas que sé como hago para mantener 8 blogs. Es un misterio. Trabajo, labores de casa, tesis doctoral y un problema adicional que guardo para mi, sólo lo puedo llevar adelante por la gracia de Dios.

Aunque no te lo creas, los temas y los textos surgen delante mía y yo solo les lavo la cara y os los presento. Mi esposa dice que tengo un microprocesador multitarea que es capaz de cocinar y mientras estar meditando o desarrollando algo. En todo caso no es obra mía, tenlo por seguro :)

Cuando quieras me cuentas cómo haces para desarrollar la estupenda labor que realizas. Estaré encantado. Seguro que aprenderé bastante con tus referencias.

Un abrazo en Cristo :)

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