Este
verano he tenido la dicha de visitar Dublín (Irlanda) durante unos días. Como
toda visita turística, no es sencillo elegir que se visitará en el limitado
tiempo que se dispone. Lo que si tenía claro era que no podía dejar de visitar
al Señor en la misa dominical e hice planes para que fuese posible. De hecho
localicé el templo católico más cercano, que resultó ser la Catedral de Santa María (St Mary's Pro
Cathedral). La catedral es un templo no muy antiguo, cuya consagración data de
1825; año en que el primer obispo católico tomó posesión después de la reforma
protestante.
Cuando
estuve mirando el horario de misas, me llamó la atención que muchas misas indican
que la liturgia era cantada. En concreto, la catedral cuenta con dos coros, uno
de niños (Palestrina Choir) y otro de chicas (Girls' Choir). También existe una
misa que se celebra con cantante y órgano y otra con un grupo llamado: Pro Nuova Music.
Conociendo
el amor del pueblo irlandés por la música., supuse que cualquiera de estas
Liturgias cantadas serían dignas de vivirse y así fue. La misa de 6:30 Pm del
domingo la canta el grupo Pro Nuova Music.
No tuvo nada que ver con los típicos cantos guitarreros que escuchamos en
nuestras misas cantadas. Todo lo contrario, me encontré con una maravillosa simbiosis
entre música y Liturgia. La música estaba muy bien elegida e interpretada para
que formase parte de la ceremonia sin erigirse en protagonista. No se trata de un
grupo que cante olvidando a los fieles y al sacerdote, sino que los fieles y el
sacerdote se integran en los cantos con total normalidad. En resumen un delicia
que todos podemos disfrutar gracias a una WebCam que
retransmite esta y otras misas en vivo. Sólo hay que tener cuidado de
determinar a qué hora local son las 6:30 pm en Irlanda. Ahora, la vivencia
física es mucho mejor que la que podemos disfrutar por estos medios técnicos.
Decía
San Agustín sobre la relación entre canto y oración: "yo
siento que estas palabras santas sumergen mi espíritu, en una devoción más
cálida cuando las canto, que cuando no las canto, porque todo
movimiento del alma encuentra un matiz diverso en el canto o en la simple voz..." (San
Agustín, Las Confesiones, 10,33)
Pensemos
en la importancia que tuvieron la música y el canto en nuestra Liturgia durante
muchos siglos. Una Liturgia cantada de forma bella y apropiada, nos toca el
alma de forma especial y propicia nuestro acercamiento al Señor. Por
desgracia la música y el canto de calidad han ido desapareciendo de nuestras
celebraciones litúrgicas y de nuestra oración cotidiana. Me pregunto ¿Por qué
conformarnos con un coro que cante desafinado o incluso utilice canciones
impropias dentro de la Liturgia? ¿No podemos aspirar a algo mejor para ofrecer nuestra
oración a Dios?
“La belleza de la liturgia es parte de este misterio; es expresión eminente de la gloria de Dios y, en cierto
sentido, un asomarse del Cielo sobre la tierra.” (Exhortación Apostólica Postsinodal "Sacramentum
Caritatis", Benedicto XVI)
Soy
consciente que esta visión de una Liturgia bella, que integre oración y canto,
se contrapone al entendimiento actual de la Liturgia como algo funcional y
práctico. Si entendemos la Liturgia de forma práctica no nos debe extrañar que
seamos capaces de aceptar feísmos o desaliños sin que se resienta la razón de
la misma. ¿Por qué? Porque desde el punto de vista práctico-social, la Liturgia
es para muchos de nosotros una escusa para reunirnos cada semana. “Si
conseguimos reunirnos ¿qué más da si los cantos son mejores o peores? Mejor que
sean divertidos para no aburrirnos”. De forma práctica, al canto se le
asigna el objetivo de propiciar nuestra participación en la celebración. Evidentemente
hemos olvidado la importancia unir la belleza a las celebraciones litúrgicas.
Esta
visión práctica de la Liturgia tiene muchos puntos débiles e incluso
peligrosos. Me quedo con un aspecto de debilidad y peligro: sacar la belleza
de la Liturgia es dañar el vínculo trascendente que nos liga a Dios.
Bondad, belleza y verdad nos conducen a Dios, ya que Dios es bueno, bello y
verdadero en grado sumo. Sin belleza, como dice Benedicto XVI, el misterio
parece perder color, desaparece y nosotros nos alejamos de Dios.
Seguramente
la escusa que pongamos para no tomarnos en serio la mejora del canto en las
celebraciones Litúrgicas es que no tenemos tiempo para ensayar y que, además,
faltan personas capacitadas. Esto es cierto, hasta cierto punto, pero evidencia
nuestra incapacidad de compromiso. Seguramente tengamos tiempo para otras
decenas de actividades diversas, pero para conformar un buen coro, con un buen
repertorio, no. Creo que es interesante reflexionar sobre este tema y
valorar nuestro compromiso con los hermanos que asisten a las mismas
celebraciones litúrgicas que nosotros.
“Si aceptamos que la belleza nos toque íntimamente, nos
hiera, nos abra los ojos, entonces redescubrimos la alegría de la visión, de la
capacidad de comprender el sentido profundo de nuestro existir, el misterio del
cual somos parte y del cual podemos obtener la plenitud, la felicidad, la
pasión del compromiso cotidiano.”(Discurso a los artistas,
21-noviembre-2009, Benedicto XVI)
1 comentario:
No se que será. Pero yo hasta ahora soy más exigente en la liturgia, a mi la verdad me llenan todas las Misas, casi nunca me fijo en lo que hacen los Sacerdotes, incluso la mayor parte del tiempo tengo los ojos cerrados para no ver de más.
Pero la música me encanta, tiene la cualidad de transportarme al cielo. No toda, solo la que me gusta.
Felicidades por tu viaje.
Gracias!!
DTB!!
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