¿Para qué necesitamos los símbolos en un siglo donde la comunicación es tan inmediata y rápida que podría se utilizada para explicar en vivo cualquier cosa? Los símbolos parecen algo del pasado. Parecen algo que no terminamos de comprender. Muchas personas se preguntan ¿Por qué no decir las cosas claras y dejarnos de “tapujos” y “misterios”. ¿Para qué necesitamos los símbolos en pleno siglo XXI?
El ser humano es un ser simbólico que utiliza una diversidad de herramientas y métodos para comunicarse con otras personas. Entre estos métodos-medios de comunicación están los símbolos. En el cristianismo, los símbolos se utilizan para comunicar Misterios. Es decir, aquello que supera la capacidad de comunicación verbal inmediata y para penetrar en ello, necesitan símiles, acercamientos, pistas, que tendremos que reflexionar durante toda la vida. Los símbolos no son elementos estáticos, muertos o cotidianos.
El símbolo comunica al hombre su contenido que, precisamente porque es vivo y ligado a la vida, se presenta al principio como un fluido, como algo dinámico, palpitante pero acategorial. Sólo en un segundo tiempo empieza a interpelar a todo hombre y le pide una colaboración, pidiendo ser descifrado, descodificado, pensado, reflexionado, precisado, también racionalmente. El símbolo exige, por lo tanto, una participación activa a quien se deja implicar en el proceso que pone en acto. (M. I. Rupnik. Teología de la Evangelización desde la Belleza , Consecuencias para la Teología y la Acción Pastoral , 3)