lunes, 11 de noviembre de 2019

Cultivar la paz nos conduce a Dios - Cultivating peace leads us to God.


No es posible mantener la unidad ni la paz si los hermanos no se esfuerzan en practicar la tolerancia mutua y el vínculo de la concordia, gracias a la paciencia. ¿Y qué decir aún de no jurar, ni maldecir, de no reclamar lo que nos han quitado, de presentar la otra mejilla a quien nos bofetea, de perdonar al hermano que ha pecado contra nosotros, no solamente setenta veces siete, sino todos sus errores, amar a nuestros enemigos, orar por nuestros adversarios y por los que nos persiguen?
(San Cipriano. Los Beneficios de la paciencia)

Reflexión: Algunos de nosotros viven en continua guerra con sus hermanos. No se permiten a sí mismos alcanzar la paz de corazón. Hacen de su beligerancia el sentido de su vida. San Cipriano nos previene de vivir en continua guerra. Esto no es lo que Cristo nos ha señalado. Podemos señalar los errores con caridad y misericordia. Nunca intentando destruir, sino instruir.

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It is not possible to maintain unity or peace if the brothers do not strive to practice mutual tolerance and the bond of concord, thanks to patience. And what can we say about not swearing or cursing, not claiming what they have taken from us, presenting the other cheek to whom we slap, forgiving the brother who has sinned against us, not only seventy times seven, but all his mistakes, love our enemies, pray for our adversaries and for those who persecute us? 
(St. Cyprian. The Benefits of Patience)

Reflection: Some of us live in continuous war with their brothers. They do not allow themselves to achieve peace of heart. They make their belligerence the meaning of their life. San Cipriano prevents us from living in continuous war. This is not what Christ has pointed out to us. We can point out mistakes with charity and mercy. Never trying to destroy, but to instruct.




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