Lo que se ha dicho y lo que ha ocurrido no es nada, amadísimos, si se separa de su simbolismo y de su proyecto. Todo lo que se realice y se diga, participa del simbolismo—la palabra, del simbolismo; el hecho, de la prefiguración—para que, así como el hecho se manifiesta por la prefiguración, así también la palabra se ilumine por el simbolismo.
Una obra no se construye sin un proyecto. ¿O no se ve lo que ha de ser a través de la imagen que la prefigura? Por eso, el proyecto que se va a realizar se modela primero con cera, o con arcilla, o con madera, a fin de que se pueda ver lo que va a ser construido más alto en grandeza, más fuerte en resistencia, y bello de forma y rico en instalación, gracias a una pequeña maqueta, destinada a perecer. Porque cuando se ha realizado aquello para lo que había sido destinada la figura, entonces, lo que hasta aquí portaba la imagen del futuro es destruido, por haberse hecho inútil, al haber cedido su imagen a una realidad verdadera. Pues aquello que en otro tiempo era de valor se devalúa una vez aparecido lo que es verdaderamente precioso.
Efectivamente, cada cosa tiene su propio tiempo: al modelo su propio tiempo, al material su propio tiempo. Haces el modelo de la obra real. Lo deseas porque ves en él la imagen de lo que va a ser. Suministras el material para el modelo. Lo deseas por lo que se va a construir gracias a él. Ejecutas la obra, a ella sola la deseas, a ella sola quieres, viendo en ella solo el modelo y el material y la realidad.
San Melitón de Sardes
Para entender este texto de San Melitón de Sardes es interesante clarificar los conceptos que utiliza. Se entiende como símbolo a un signo patente de una realidad suprasensible que no solo la manifiesta sino que la representa. Se entiende por signo una realidad de cualquier tipo que, una vez conocida, nos lleva al conocimiento de otra realidad que nos es desconocida. [1]
Denominamos modelo (proyecto) a un esquema teórico o arquetipo de una realidad compleja, que se elabora para facilitar su comprensión y el estudio de su comportamiento. [2]
San Melitón nos descubre una de las primeras claves del Misterio, tal como un cristiano lo entiende. En el misterio reside el simbolismo que expresa el modelo o proyecto sobre el que se sustenta. Si entendemos a Dios como el modelo final de todo lo creado, según desentrañemos la naturaleza, Dios se revela en su parte cognoscible por nosotros. El misterio cristiano es tal magnitud que solo podemos ir desentrañando parcialmente aspectos de la divinidad por medio de la contemplación y la revelación que nos sido dada.
Estos modelos universales no son puramente abstractos y metafísicos, ya que son los mismos que la ciencia descubre y describe mediante la formulación de teorías, relaciones y leyes. La ciencia, lejos de contradecir al existencia de Dios, nos da noticia de Dios como primer modelo de todo lo existente, como motor primero de todo movimiento y como condición de estabilidad en todo proceso de intercambio de energía.
Quien utiliza la ciencia como prueba de la inexistencia de Dios, únicamente demuestra que el modelo de divinidad, limitada, medible, manipulable y manipuladora,… criatura fin de cuentas… es falsa.
En este tiempo de cuaresma es interesante entender la simbología que nos llega a raudales de las escrituras, ya que si no lo hacemos, creeremos estar viviendo algo irracional. Ateos, agnósticos y creyentes literales se sorprenden de la manera en que los cristianos tradicionales entendemos el tiempo Pascua, ya que son incapaces de entender que detrás de los símbolos empleados existe una profunda realidad trascendente.
Siguiendo con los escritos de San Melitón, explicación del misterio de Pascual precisamente sigue la descripción de la clave de misterios a la que nos referimos con anterioridad:
Sentido de la pascua cristiana.
Pero él, el Señor, vestido de hombre,
habiendo sufrido por el que sufría,
atado por el que estaba detenido,
juzgado por el culpable,
sepultado por el que estaba enterrado,
resucitó de entre los muertos y clamó en voz alta:
¿Quién se levantará en juicio contra mí?
Que venga a enfrentarse conmigo.
Yo he liberado al condenado.
Yo he vivificado al que estaba muerto.
Yo he resucitado al que estaba sepultado.
¿Quién puede contradecirme?
Yo, dice, Cristo, he destruido a la muerte,
he triunfado del enemigo,
he pisoteado el Hades,
he maniatado al fuerte,
he arrebatado al hombre a las alturas de los cielos.
Yo, dice él, Cristo.
Venid, pues, todas las familias de hombres manchadas por los pecados.
Recibid el perdón de los pecados.
Porque yo soy vuestro perdón,
yo la Pascua de la salvación,
yo el cordero degollado por vosotros,
yo vuestra redención,
yo vuestra vida,
yo vuestra resurrección,
yo vuestra luz,
yo vuestra salvación,
yo vuestro rey.
Yo os llevaré a las alturas de los cielos.
Yo os mostraré al Padre que existe desde los siglos.
Yo os resucitaré por medio de mi diestra.»
Tal es el alfa y la omega:
Él es el comienzo y el fin
—comienzo inenarrable y fin incomprensible—
él es Cristo,
él es el Rey,
él es Jesus,
él es el Estratega,
él es el Señor,
él es el que resucitó de entre los muertos.
él es el que está sentado a la diestra del Padre.
Él lleva al Padre, y es llevado por el Padre:
A él la gloria y el poder por los siglos. Amén
San Melitón de Sardes
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Cristo se muestra como modelo de víctima ofrecida en holocausto por los pecados del mundo. Si pensamos que el modelo de hombre-Dios se ofrece en holocausto por el perdón de los pecados, entenderemos la redención en todo su esplendor. Al elevarse el modelo de hombre-Dios en la cruz,se hace evidente a todos los hombres y pueden tomarlo como camino hacia Dios. Este acto es análogo al que Moisés realizó cuando elevó la serpiente de bronce, creadora de muerte, para que el pueblo elegido fuese inmune a las mordeduras.
Cristo se muestra como modelo de liberador de las ataduras del pecado y como revivificador de la alianza del ser humano con Dios. Esta revivificación renueva la sacralizad, tal como hasta ese momento había sido entendida. Una vez muerto, el primer velo del Sancta Sanctorum se rasga, permitiendo a los hombres acceder a la liturgia que hasta ese momento era exclusiva para los sacerdotes. El velo como símbolo del misterio accesible por iniciación, se rompe para abrirnos al tiempo sagrado al que solo los sacerdotes podían acceder. Al acceder al interior del templo también accedemos al espacio sagrado reservado para los sacerdotes. Pero una vez abierta la vía, para acceder necesitamos que nos unjan convenientemente: El bautismo nos hace sacerdotes, reyes y profetas para que disfrutemos de los privilegios que hasta ese momento estaba reservados para unos pocos. La Pascua es el momento del bautismo, el momento en que revivificamos nuestra unción. Los sacramentos se presentan como caminos de sagrados, como caminos de re-unión con Dios.
[1] Definiciones tomadas del libro: "Signos y símbolos sagrados. Guía de estudio para la licenciatura de ciencias de la religión". Autor Fernando Soto-Hay García
[2] Adaptación de la definición de modelo del diccionarios de la Real Academia Española de la Lengua
1 comentario:
Bueno, qué te puedo decir? Te digo que si fueras alumno del Padre Manuel, el profesor de Liturgia, y actual Secretario Episcopal en el tema, ya hubieras ganado su simpatía (porque es muy difícil de complacer el hombre, no creas que con una buena nota la tienes ganada al 100%!).
No, en serio Miserere, el misterio cristiano es de una profundidad y trascendia para el ser humano tan majestuosa e importante que es difícil tratarlo de explicar si no se experiementa, y grande es nuestro Dios, que lo hace accesible hasta al más pequeño.
Cuánto quisiera que pudieras re-vivir la vida litúrgica que tenemos en nuestra tierra para que des cuenta, para que recuerdes, que desde el boyero hasta el cura más ilustrado, saben, conocen, viven este misterio tan adorado.
Te has lucido con esta entrega, te la agradezco tan profunda y extensamente como siempre.
Totús
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