Hoy es el día que celebramos a Asunción de la Virgen María. Esta fiesta parte de la tradición preservada desde los primeros siglos de que la Virgen no llegó ser enterrada. Cristo, le adelantó a la llena de Gracia el premio de haber sido fiel a Dios desde su nacimiento.
María es el modelo en el que nos vemos reflejados y al que deseamos tender en nuestra vida. Simplicidad, obediencia, abnegación, sacrificio, perseverancia,… son virtudes que se reflejan en los breves episodios que se relatan en los evangelios.
Pero María también es símbolo de lo que Dios quiere de nosotros. Por medio de ella Dios se encarna para revelarse a la humanidad de forma directa. De igual forma nosotros debemos luchar por hacer patente que somos Templos del Espíritu Santo. Nuestros actos, palabras, objetivos, actitudes deben ser a su vez reflejo de la voluntad de Dios y para ello debemos permitir de Dios sea el dueño y señor de nuestro corazón. Entiéndase corazón como centralidad del ser individual de cada uno.
Siendo cada uno de nosotros diferentes, debemos luchar por hacer de esa diferencia, complemento y riqueza para la obra de Dios en la Tierra. Qué mejor modelo que la Virgen que hizo suya la volunta de Dios y se dio en plenitud a su obra. La Virgen no buscó protagonismo de su condición en ningún momento. Aceptó lo bueno y lo malo que le aconteció como parte del plan de Dios.
Por eso la Asunción tiene tanto significado. Significa el triunfo de Dios en su criatura y sobre las limitaciones del mundo. De igual manera, simboliza la voluntad de Dios que nos señala a María como modelo universal a seguir.
No es poco lo que podemos reflexionar en un día como hoy, ya que María forma parte indisoluble del Misterio Cristiano.
1 comentario:
Un buen recordatorio para este día.
Gracias, Miserere
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