viernes, 18 de junio de 2010

Rendir a Dios nuestro Ser

Dijo Cristo a Pilatos: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubieran dado de arriba» (Jn 19,11)

Aunque no suelo entrar en la actualidad diaria, de vez en cuando, la actualidad muestra facetas que pueden ser entendidas desde el punto de vista sagrado.

Hace unas semanas se producía en España un hecho singular. El ministerio de defensa prohibió la tradicional presencia y participación de militares en la procesión del Corpus Christi de Toledo. La ministra de defensa explicó esta decisión diciendo que rendir honores militares a símbolos religiosos «no va con los tiempos constitucionales. Si ustedes no entienden eso, quienes no están con los tiempos son simplemente ustedes».

Lo primero que me planteo es la razón para prohibir que un militar rinda honores a Dios de forma pública. ¿Por qué una persona, en su integridad de ser y si así lo desea, no puede honrar a Dios de forma pública? ¿Qué hay detrás de la prohibición? ¿Está realmente fuera de nuestro tiempo hacerlo?

La actitud de la ministra evidencia el modelo de ser humano que nos desean imponer. Un modelo de ser humano que nos interpreta como seres rotos o divididos internamente. Dice el modelo que... mientras actúes como militar, Dios no entra en tu esfera vital... pero cuando te quites el uniforme… haz lo que quieras. Eres un ser divido según la ropa que vistes y el momento en donde actúas. No tienes continuidad en tu ser.

Dice el refrán “divide y vencerás”. Predicar que un trozo “de lo que somos” puede hacer esto, pero “otro trozo” no lo puede hacer… es demencial. Separar, romper, desunir es siempre algo diabólico… ya que ésta es precisamente la etimología de la palabra (dia-bolos es lo que separa o rompe la integridad).

¿En qué tiempos vivimos? El tiempo de la ruptura interna y externa. Un tiempo en donde un jarrón roto e incomprensible, se considera más valioso que un jarrón completo y lleno de significado. Aunque, curiosamente, el jarrón roto termine siendo despreciado, cuando deja de ser útil a la sociedad o pierda su valor monetario. Un tiempo en donde las leyes son las herramientas para recrearnos a imagen de los intereses del poderoso de turno.

Hay quien, desde su cristianismo particular, acepta, promociona y aplaude esta rotura interna del ser humano. Dicen que Dios no puede querer ser honrado en nuestra totalidad del ser. Aunque esta postura sea respetable, es necesario mostrar qué sí tiene sentido que un militar cristiano honre a Dios de forma pública. Como cristiano, que sabe que Cristo es el camino, la Verdad y la Vida, no puedo menos que desear que todo poder terrenal se abaje y se incline ante la Verdad.

Dicho esto, respeto completamente a las personas que no desean hacerlo. Nadie debe obligar a un militar a postrarse y ponerse debajo del poder de Dios.

Adicionalmente, hay quien se pregunta por el sentido de tocar el himno nacional o de presentar las armas ante Dios. Desde mi punto de vista vuelven a romper la realidad, proscribiendo lo sobrenatural a nuestro interior. Me pregunto, qué otro sentido puede tener rendir todo poder terrenal a la voluntad suprema, que mostrar que Dios está por encima de todas la voluntades particulares y realidades temporales.

También hay quien no entiende que las autoridades estén presentes en las procesiones. Evidentemente, esto que no tiene sentido si las autoridades no creen en Dios.. Pero si creen y entienden que todo poder terrenal es reflejo del poder de Dios y que es Dios quien concede este poder… ¿Dónde se puede demostrar mejor que de forma pública?

En este tipo de posicionamientos nos damos cuenta de cuantas maneras existen de entender el mensaje cristiano y lo contradictorias que pueden ser. Entonces ¿Cuál es el verdadero mensaje de Cristo? Decididamente creo que es aquel que nos conduce a la unidad en nuestro interior y exterior. Es el que nos pide testimonio por encima de las leyes humanas que se puedan dictar.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. (Mt 5,1-12)

Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre (Lc 6,20-23)

--oOo--

Señor no busco sufrir, pero no me importa afrontar el sufrimiento si mi vida es testimonio de Ti.
Amén

2 comentarios:

José Antonio Vázquez dijo...

Hola miserere, la verdad es que no comparto tu reflexión de hoy, dicho esto desde el respeto y el cariño.

No creo que nada impida a un militar católico vivir el corpus con todo su ser incluido su vocación.

De lo que se trata es de no identificar signos que deben unirnos a todos (fuerzas del estado o himno nacional) con una religión o ideología que no es compartida por una parte. Eso generaría división y fragmentación social.

Imaginate que un coronel budista tibetano llevase a su regimiento a a postrarse en adoración a un lama tibetano, a rendir honores a la estatua de Buda, etc... aunque fuese algo voluntario sería rechazado por los católicos, no te digo nada si es un coronel mason que llevase al ejercito a rendir honores al gran arquitecto del universo, o un comunista hiciese un desfile militar con las banderas del partido...

El magisterio de la iglesia ha ido poco a poco viendo que la laicidad inclusiva es lo mejor, por eso hoy se rechaza un estado confesional, es más propio de el islam o del calvinismo, etc... Es más, la propia iglesia reclama la laicidad del Estado en paises islámicos, o protestantes, por ejemplo.

un gran abrazo.

Miserere mei Domine dijo...

Hola José Antonio :)

Feliz de leerte... siempre se aprende diálogo.

Al intentar contestaste, me salió un texto tan algo que he terminado por publicarlo como una nueva entrada.

Como siempre intento hacer... hablo desde el conocimiento que no puedo poseer la Verdad y que solo puedo tener la esperanza de que la Verdad me contenga.

Respeto profundamente tu entendimiento y valoro el compromiso social que se deduce de ello... pero partimos de premisas diferentes que deben aprender unas de otras.

Por eso,... y yendo a lo último que indicaste... creo que la Iglesia se ha dado cuenta que el estado confesional es una trampa de la que debe huir. Pero no por ello deja de predicar que el estado (no confesional), puede sustentarse en una sociedad cristiana, comprometida y sincera.

El cristianismo no es una forma de gobierno, pero los gobernantes si pueden ser cristianos íntegros que evidencien que son profundamente cristianos.

Se que esto se contrapone a la utopía de un gobierno no confesional, proveniente de una sociedad pluralista y plural... pero me entiendo como cristiano que es levadura que fermenta y transforma sin violencia ni imposiciones.

Un abrazo fraterno ;)

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