Hermanos, hay dos clases de campos: uno es el campo de Dios, el otro el del hombre. Tú tienes tu propio dominio; también Dios tiene el suyo. Tu dominio es la tierra; el dominio de Dios es tu alma. ¿Es justo que cultives tu dominio y dejes sin cultivar el de Dios? Si tú cultivas tu tierra y no cultivas tu alma, ¿es porqué quieres poner en orden tu propiedad y dejar sin cultivar la de Dios? ¿Esto es justo? ¿Acaso merece Dios que seamos negligentes con nuestra alma a la que Dios tanto ama? Te alegras viendo tu dominio bien cultivado, ¿por qué no lloras viendo tu alma sin cultivar? Nuestros campos nos darán para vivir en este mundo un cierto número de días; el cuidado de nuestra alma nos hará vivir sin fin en el cielo
Dios se ha dignado confiarnos su dominio, que es nuestra alma; con su ayuda pongámonos a trabajar con todas nuestras fuerzas, para que en el momento en que él vendrá a visitar su dominio lo encuentre bien cultivado y en perfecto orden. Que encuentre en él una cosecha y no zarzas; vino y no vinagre; más trigo que cizaña. Si en él encuentra todo lo que le complace, nos dará a cambio las recompensas eternas, y las zarzas serán consumidas por el fuego. (San Cesáreo de Arlés)
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El mundo nos deja pocos huecos para cuidar del campo de Dios. Los afanes y necesidades nos atenazan y no nos dejan espacio para poner un poco de orden dentro de nosotros mismos. La oración debería de ser el mínimo de dedicación al campo de Dios. Cuantos esfuerzos nos cuesta tener ese rato cercanía con Dios. Después decimos que Dios parece desafectado de nosotros, pero somos nosotros quienes huimos de Él constantemente.
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Señor, tu que todo lo puedes
y que todo lo que nos das es bueno
Ilumina nuestro entendimiento para
buscar y encontrar momentos
de cercanía Contigo.
Amén
7 comentarios:
Qué agradable poder encontrar ese rato de huerta en oración y escucha, me apunto lo de los dos campos, tiene mucho calado. Un abrazo.
NIP, Me alegra que te guste el post. Como siempre, los Padres de la Iglesia son los responsables de la luz. Y detrás de los Padres, está Dios mismo.
Un abrazo en Cristo :)
Sólo decirte que voy leyéndolo todo y que me resulta muy nutritivo, aunque muchas veces no diga nada... porque no me sale decir nada, sino quedarme con lo que he escuchado.
Un gran abrazo y gracias, Miserere :-)
Por cierto, que soy Mitte, que le he dado a la tecla antes de escribirlo, jeje.
Gracias Mitte. Siéntete en tu casa :)
De acuerdo con tu comentario.
Los laicos tenemos poco tiempo, poco espacio. Nos cuesta, en medio del ajetreo del mundo, vivir en Cristo.
A mí me hace gracia que nos digan, a veces, a los laicos en Misa, algún sacerdote, que tenemos que dedicar "un ratito" todos los días al Señor en la oración.
Oh, necesitamos estar CONSTANTEMENTE en oración, sin cesar, todo el día, "como cartujos",
pero cartujos que deben orar y mortificarse en el mundo para santificar cuanto podamos el mundo y anunciar a Cristo,
en celda espiritual y reclusión interior, en vida activa, pero por dentro contemplativa, como quiere Nuestro Señor,
para no ser del mundo ni de su príncipe, sino de Cristo.
Seamos, cueste lo que cueste, con la Gracia, como el salmista nos enseña en el salmo 1: como el justo de Dios que se complace en la Palabra día y noche, y no se sienta en los banquetes mundanos.
Un abrazo en Cristo, desde María Inmaculada, amigo Miserere, y gracias
Bueno, Alonso... en el desierto de la oración que vivimos un ratito de oración ya es un milagro.
Pero concuerdo que a nuestros pastores le falta diferenciar las propuestas de "inicio" del óptimo que debemos llegar a alcanzar con ayuda de Cristo.
Pero nuestra sociedad se niega a ir más allá de superficialidades que no comprometen lo que somos.
Gracias por tu oportuno comentario. Un abrazo en Cristo
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