martes, 15 de abril de 2014

¿Tiene sentido la Cruz? San Cirilo de Jerusalén


La Semana Santa es un momento adecuado para reflexionar sobre la muerte de Cristo y nuestra propia vida. Muchas personas se preguntan sí era realmente necesario que Dios ofreciera a su propio Hijo y permitiera que padeciera como padeció. En una sociedad que se escandaliza del sufrimiento y huye del dolor, no es extraño que estas ideas aparezcan como una evidencia de la crueldad de Dios y de la falsedad de todo el relato evangélico.

Pero esto no es nuevo. El Domingo de Ramos pudimos escuchar en el Evangelio, algunos de los comentarios que hacían personas que presenciaban la crucifixión:

Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, decían: "Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!". De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo: "¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: "Yo soy Hijo de Dios". También lo insultaban los ladrones crucificados con él. ” (Mt 27, 39-44)

Este pasaje nos recuerda directamente a las tentaciones que Cristo tuvo que soportar antes de iniciar Su vida pública. Pulse para seguir leyendo...

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