He ahí por qué me entristezco por lo que queda por enmendar, pero me consuelo por las numerosas bellezas que me rodean #SanAgustin (Carta 78,9)
Pero ¿Es lógico quedarnos en un estado de tristeza y pesar? Es evidente que no, ya que todo lo bello que nos rodea es un regalo de Dios. Un reflejo de su divinidad y una pista que nos recuerda que sin El nada podemos.
Encontremos consuelo en el Señor y todo lo que refleja su divina misericordia y justicia.
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