La Iglesia es muchas cosas y tiene multitud de funciones. No podemos pensar en que el cuerpo de una persona sólo sirva para una cosa, pues el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, con más razón es más que un hospital donde se sanan los heridos por el pecado.
Que sea más que un hospital, no quiere decir que no sea un hospital. El enemigo frecuentemente nos tienta haciéndonos creer que algo es “lo mejor” y después, nos señala que nos quedemos ahí, olvidando todo lo bueno. Pensemos en la Transfiguración del Señor cuando Pedro dijo “Que bien estamos aquí, hagamos tres chozas…” La experiencia mística terminó en ese instante. Terminó en el momento que la propia Gloria de Dios de Dios se convierte en una tentación para olvidarnos de todo lo demás.
La Iglesia da culto a Dios y acerca su Gracia a las personas, ayuda a los necesitados, enseña a nuestros hijos y a nosotros, aconseja en aspectos muy diversos de nuestra vida, etc. Sin olvidar todo lo bueno que hace la Iglesia, miremos lo bueno que hace como hospital donde sanar las heridas del pecado (Seguir leyendo)
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