domingo, 22 de febrero de 2015

La tentación es creerse inmune a las tentaciones


El ser humano del siglo XXI se cree inmune a la acción de mal sobre él. Somos como locos que vivimos ignorando que somos herramientas de Dios o del diablo. Las tentaciones de Cristo son un texto maravilloso, ya que nos hace ver tres cosas: el diablo existe, todos somos tentados, cualquier oferta de un sustituto de Dios es un engaño del maligno. En cada una de las tentaciones de Cristo, se resumen nuestras tentaciones:

  • Desconfiar de la Divina Providencia y creernos capaces de solucionar nuestras necesidades por nosotros mismos. Es la tentación del pelagianismo, que olvida la Gracia de Dios.
  • Desconfiar de nuestra voluntad y dejarlo todo en manos de Dios. Es la tentación del quietismo. Saltar al vacío para que Dios mande a sus ángeles. ¿No sería mejor no tentar a Dios?
  • Querer ser más grande que Dios y dominar a todos y a todo. Es la tentación del agnosticismo. Dios está demasiado lejos y puede ser suplantado por el más fuerte o el más listo entre nosotros.

Estas tres tentaciones se resumen en la tentación de Adán y Eva: querer ser como Dios: actuando sin tener en cuenta Su Voluntad, utilizándolo o suplantándolo.

Habiendo, pues, ayunado cuarenta días y cuarenta noches, luego tuvo hambre. Así da el Señor ocasión al enemigo para que se le acerque, a fin de trabar con él combate y mostrarnos cómo hemos también nosotros de dominarle y vencerle (Seguir leyendo...)

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