Los católicos del siglo XXI tenemos una visión un tanto simplicista y procedimental del pecado. Entendemos el pecado como una acción u omisión de determinadas reglas escritas que no terminamos de entender. Algunas de las normas, a lo sumo, se comprenden desde el “ojo por ojo” mosaico.Nadie quiere que le maten ni que le roben. Si nos mienten por “nuestro bien” nos parece aceptable. Todo lo demás nos parece estratosférico y normalmente lo ignoramos. Pero el pecado no es sólo cumplimiento de determinadas normas.
.
Por mucho que leamos o escuchemos su Palabra (Cristo) no llegamos a entender nada. San Gregorio de Nisa entendía el pecado como una rebeldía contra nuestra propia libertad. Cuando la libertad se torna en opcionalidad, optatividad, pierde el sentido de sí misma: la selección consciente del bien. Si no somos capaces de entender a Dios que habla a través de nosotros mismos ¿Cómo lo vamos a entender cuando habla fuera de nosotros?
San Basilio entendía el pecado como una “abulia”, es decir como un desentendimiento consciente de la propia voluntad, un embrutecimiento que nos impide escuchar y entender a Dios (Seguir leyendo...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario