El
P. Stefano Gobbi fue un sacerdote italiano que durante su vida recibió una gran
cantidad de locuciones provenientes de la Virgen. No entro en la veracidad o
no, de los mensajes recibidos por el P. Gobbi, ya que la Iglesia no se ha
pronunciado a favor ni en contra de ellos. Es cierto que el P. Gobbi tuvo una
cercana amistad con el Papa Juan Pablo II y que le tenía en gran estima. El
Movimiento Sacerdotal Mariano, fundado por el P. Gobbi, tiene atractivos
innegables, como su fidelidad a Cristo y la Virgen María. También dice mucho de
este movimiento que no se haya convertido en un movimiento estructural dentro
de la Iglesia. Esto propicia que sus integrantes estén menos “protegidos” y
pongan la confianza principalmente en la Virgen y no en el poder de prelados presentes
en la jerarquía.
Ahora,
también es necesario indicar que es necesario ser crítico y discernir bien
hasta donde los mensajes proféticos pueden degenerar en mileniarismo y con
ello, en una espesa red que condiciona anímicamente la fe. La fe debe ser
vivida con esperanza y sin estar esperando el final de los tiempos. Cristo fue
especialmente claro en este punto, cuando fue preguntado por “la fecha” del
final:
¿Cuándo sucederá
eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo? Tened cuidado de
que nadie os engañe —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre,
dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. Oiréis de guerras y de rumores
de guerras, pero procurad no alarmaros. Es necesario que eso suceda, pero no
será todavía el fin. (Mt 24, 3-8)
Ante
la insistencia de los Apóstoles, dejó muy claro que no les iba a revelar el día:
Pero en cuanto al
día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo,
sino sólo el Padre. La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé. Porque
en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en
casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no supieron nada de lo
que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la
venida del Hijo del hombre. (Mt 24, 36-39)
Entonces,
cuidado con las profecías que nos puedan llevar a desear el final de los tiempos.
Cuidado si empezamos a hacer caso a más y más videntes que conjeturan, señalan
o propician que creamos que saben cuándo sucederá el fin de los tiempos. Nadie lo
sabe. Hay que vivir como si cada día fuera el último día, sabiendo que cada día
más es un regalo del cielo y una oportunidad para ser fieles a Cristo. Dicho
todo esto, me permito citar un pequeño trozo de una de las locuciones del P.
Gobbi, ya que nos ayuda a adentrarnos en el momento que vivimos actualmente:
[Habla
la Virgen] Mi Corazón Inmaculado está herido, al ver cómo alrededor Suyo, se
difunden el vacío y la indiferencia; la rebelión por parte de algunos pobres
hijos Míos, obispos, sacerdotes, religiosos y fieles, y la oposición soberbia a
su Magisterio. Por eso hoy Mi Iglesia es lacerada por una profunda división, es
amenazada por la pérdida de la Verdadera Fe, es invadida por una infidelidad
que se hace cada vez mayor. Cuando este Papa haya cumplido la misión que Jesús
le ha encomendado y Yo baje del Cielo para acoger su sacrificio, todos
seréis envueltos por una densa tiniebla de apostasía que entonces llegará a ser
general. Permanecerá fiel solamente
aquel pequeño resto que en estos años, acogiendo Mi invitación maternal, se ha
dejado encerrar en el Refugio seguro de Mi Corazón Inmaculado. Y será este
pequeño resto fiel, que Yo he preparado y formado, quien tendrá la misión de
recibir a Cristo que volverá en gloria, iniciando así la nueva era que os
espera”. (P. Stefano Gobbi. 13 de Mayo de 1991. Aniversario de la Primera
Aparición de Fátima)
Dejemos
a un lado las indicaciones temporales que contiene el mensaje que ha trascrito
el P. Gobbi. Sólo Dios sabe el día y pretender poner fechas es, como poco,
temerario. Fijémonos en la indicación que el P. Gobbi hace del resto fiel. Un
resto pequeño, que concuerda con la indicación Joseph Ratzinger en el libro "Informe sobre la fe". La Virgen no se indica que el resto fiel deba hacer nada especial, ni
dedicarse a luchar, ni intentar que el designio de Dios no se cumpla por medio de fuerzas humanas, estrategias, marketing o planificación empresarial. La Virgen pide fidelidad y oración para recibir a Cristo cuando retorne a la tierra. Esta "lucha", que no es una "lucha humana", se encuentra reflejada en el Apocalipsis (Revelación). Ahora podemos preguntarnos ¿Qué hacemos
promocionando una iglesia activista tipo ONG, mientras que despreciamos la
necesidad de oración y profunda confianza en Dios? ¿No estamos andando justo en sentido contrario a lo solicitado por el Señor y Nuestra Madre?
El “humo de satanás”, del que hablaba Pablo VI, tiene gran
coincidencia con la “densa tiniebla de apostasía”, que el P. Gobbi reseña. El
humo del maligno impide ver y envenena. Genera apostasía y tibieza en la fe.
Nos hace creer que la solución es el mundo, cuando la única solución es Cristo.
El humo maligno nos separa, nos divide, nos debilita. Asfixia la fe, que parece
que pierde todo sentido trascendente. Nos lleva a preferir crear alianzas que
cimienten el poder temporal y a despreciar la verdadera unidad interna de la
Iglesia.
En
este sentido es interesante hablar sobre la soledad del creyente fiel. Una
soledad de la que tenemos que ser conscientes y aprender a vivir con ella. La
trataremos en el siguiente artículo.
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