Isaac el
Sirio fue un monje que vivió en el siglo VII en las cercanías Mossoul, la zona
en la que los yihadistas están masacrando a la población cristiana en estos
momentos. Recordar que el cristianismo ha esta desde épocas muy tempranas en
esa región, nos permite sentir más cerca a los hermanos que sufren por su
(nuestra) fe. No dejemos de orar por ellos, sintiéndolos cercanos.
Hoy
traigo un breve fragmento de Isaac el Sirio, que nos habla sobre el tremendo
poder de la humildad:
Aquel que reconoce sus propios pecados... es más grande que aquel que,
por su oración, resucita a los muertos. Aquel que gime durante una hora por su
alma es más grande que el que abraza al mundo por su contemplación. Aquel a
quien se le ha dado ver la verdad sobre sí mismo es más grande que aquel a
quien le ha sido dado ver a los ángeles. (Isaac el Sirio. Discursos ascéticos, 1ª serie, nº 34)
Tener
una visión clara y verdadera de lo que somos, es un don de Dios. Un don tan
maravilloso como desdeñado por el ser humano del siglo XXI. Todos queremos que
nos vean como nos gustaría ser y no dudamos en trucar las apariencias para dar
la impresión que queremos.
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