Hace un par de días escuchaba una estupenda reflexión del mi Obispo, D. Rafael Zornoza, en la que señalaba que en la Fiesta del Corpus paseamos a Jesús Sacramento por las calles y esto es bueno y bello. Nada que objetar ni que criticar, porque la presencia de Cristo Sacramento en las calles es un testimonio de su presencia entre nosotros. Decía D. Rafael, que aparte de todas las procesiones y actos de tan señalado día, no nos vendría mal pensar en que nosotros mismos podemos ser custodia de Cristo. Una custodia que haga presente a Cristo en las calles todos y cada uno de los días del año.
Seguro que alguna persona tuvo que pensar que esto sería llevar las cosas muy lejos. Seguro que para estas personas un día de fiesta socio-cultural al año es más que suficiente. Pero el Mensaje y el Misterio son mucho más que actos sociales e institucionales. ¿No somos templos del Espíritu Santo? ¿A qué esperamos para intentar llevar a Cristo todos los días en nosotros?
Sin duda cualquiera de las custodias que empleamos para transportar a Jesús Sacramento es digna e incluso muchas de ellas son joyas y obras de arte. Sin duda la Sagrada Forma es presencia real de Dios entre nosotros. Pero tenemos que se conscientes que para Dios, cualquiera de nosotros somos más valiosos que la más maravillosa custodia. Cuando nosotros llevamos en nosotros la presencia de Cristo, podemos mostrar que es una verdad viva que respira y siente. (Seguir leyendo)
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