miércoles, 28 de abril de 2010

¿Crisis?... El buen Pastor es la solución.

Es evidente que vivimos una época de crisis a todos los niveles: económico, emocional, intelectual, político, humano, religioso, etc… Nada parece permanecer estable. Todo lo que se propone, nace con fecha de caducidad.

¿Dónde radica el problema? Cada cual señala al de enfrente como causante de todo… pero me temo que el mal no es externo. Es un mal que llevamos dentro cada uno de nosotros. 

El principal detonante de la crisis multinivel que padecemos es la tendencia a la fragmentación de nuestro entendimiento. Todo lo vemos troceado, distante de lo demás, desafectado de lo que tiene enfrente. Oyendo la radio o leyendo las noticias (ya que la Tv ni la enciendo), me doy cuenta que entendemos lo que somos y la sociedad donde vivimos como una suma de elementos inconexos que les toca convivir a la fuerza. Nos entendemos a nosotros mismo como seres rotos en pedazos que se limitan unos a otros. Anhelamos una libertad basada en la fractura que además de ilógica es imposible. ¿Cómo queremos tener una sociedad que funcione si nosotros no funcionamos?

Dando un paso algunos siglos atrás… el renacimiento suele llamar la atención por el modelo de ser humano que nos presenta. Allí, en el pasado, tenemos el modelo de hombre sabio capaz de dominar todas las ciencias y las artes de manera prodigiosa. Parece como si esos sabios hubieran sido solo una casualidad del momento que les tocó vivir y que no es posible volverlos a encontrar hoy en día. Ahora los sabios son entendidos en trozos cada vez más pequeños de la ciencia y los artistas se nos presenta como artesanos del minimalismo inconexo. Leonardo, Miguel Ángel, Lucca Pacioli, Paracelso, Nicolás de Cusa,  entre muchos otros… parecen gigantes míticos e inalcanzables. Pero ¿Qué hizo a estos hombres seres tan excepcionales?

La respuesta es simple: el modelo de ser humano y de cosmos que poseían. No es que fuesen capaces de dominar ciencias y artes diferentes y distante… se trata simplemente que ellos entendían que artes y ciencias partían de un mismo modelo… que ellos lucharon por encarnar en si mismos. El conocimiento era válido en toda ciencia y arte de manera simultanea. Todo era un cosmos conexo, afectado e interrelacionado por medio de las mismas leyes… que provenía y revelaban a Dios en todo y todos.

El modelo de cosmos les indicaba cómo debían de entenderse a si mismos y al entenderse a si mismos… entendían el cosmos. Entendiéndose a si mismo y al cosmos, deducían cómo debía ser la sociedad ideal donde vivir. Pero, la sociedad renacentista padecía de los mismos problemas de la sociedad actual. ¿Por qué estos sabios hombre no pudieron llevar sus modelos a su sociedad?

Alguno lo intentó… pero por desgracia, el ámbito político siempre ha sido un entorno que repele todo intento establecer coherencias. Los partidos, facciones, tendencias e ideologías, necesitan romper la Verdad para adueñarse de los trocitos, que les convienen para conseguir sus intereses. 

Hoy en día, igual que siempre, los partidos luchan por imponer su modelo particular a la sociedad. Luchan por ser ellos (y no los “otros”) los que modelen aspectos tan humanos como la convivencia, la forma de entender la sociedad o el propio ser humano. Por esto la política siempre termina chocando con la religión… ya las religiones ocupan un espacio que los partidos creen estratégico para sus objetivos. En los siglos pasados, los gobernantes frecuentemente infiltraban a sus familiares y amigos de confianza, en la jerarquía religiosa. Por medio de estos elementos infiltrados, utilizaban la religión para sus fines. Hoy en día, afortunadamente, la religión se ha dotado de mecanismos que dificultan que esto ocurra. Estas trabas hay determinado que el poder prefiera desprestigiar la Fe antes que utilizarla en su provecho.

Volviendo a la crisis… ¿Qué hacer? Creo que lo único que nos puede sacar de este pozo negro es luchar por ser, vivir y convivir en coherencia con cielo y tierra. Aceptar que la Verdad se nos ha dado revelada y que es patrón de todo lo que existe. El Reino de Dios no es de este mundo… pero pedimos a Dios que nos ayude a acercarnos al modelo que tiene para nosotros. Lo hacemos por medio de la oración que Cristo nos enseñó… el Padre Nuestro. 


Cristo integra y da sentido a todo lo que existe. La Piedra-Cristo nos permite construir de forma imperecedera. La Puerta que nos abre es Puerta de salvación:

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar y, bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.” (Hch 4,12)

Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.” (Jn 14, 6)

Donde dos o tres se reúnen en mi nombre,  allí estoy yo en medio de ellos”(Mt. 18,20)

¿De qué nos salva Cristo? Se pregunta más de una persona hoy en día… cuando el estado y las ideologías buscan ser nuestras salvadoras. Cristo nos salva de vivir sin sentido más allá de toda razón. Nos salva de dispersarnos y de despreciar la Verdad que hay delante de nosotros. Nos salva de los ladrones que quieren hacernos creer que ellos son nuestra salvación.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

- Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido;  pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.  A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.  Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba.  Por eso añadió Jesús:

- Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.

 Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

 El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. (Jn 10, 1-10)


--oOo--

Señor enseñanos que Tú eres puerta y que conduces a la vida. 
No nos permitas desviar nuestros pasos hacia falsos profetas  
o hacia falsos salvadores. 
Solo tu eres Piedra angular con la que construir el Reino de Dios
Amén.

2 comentarios:

José Antonio Vázquez dijo...

Querido Miserere, me gusta mucho esta entrada, que refleja tan bien uno de lso mayores problemas que tenemos, la fragmentación y el deseo de algunas "partes" de ocupar el lugar de la totalidad, hoy más que nunca necesitamos integrar y no excluir, unirnos en lo fundamental y repetar las diferncias no esenciales, y lo fundamental es "invisible a los ojos" pero no al corazón, allí los creyentes podemos encontrar a Cristo y los hombres de buena voluntad puede encontrar la dignidad de la naturaleza humana, imagen y semejanza de Dios, en la que todos estamos unidos.

en comunión

Miserere mei Domine dijo...

Gracias por comentar mi reflexión. Padecemos paranoia analítica. Todo lo queremos entender por medio de la fragmentación y, lo que es peor... intentamos construir sobre los pedacitos que nos quedan tras destrozar la Verdad.

Un abrazo fraterno :)

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