En sus tradicionales homilías en la Casa de Santa Marta,
El Papa Francisco nos ha hablado sobre el papel que cada uno de los cristianos
dentro de la Iglesia: «Si alguien dice: “Pero,
oiga, Papa, usted no es igual a nosotros”. No, no es cierto, todos somos
iguales, todos hermanos. Todos estamos en la Iglesia, contribuimos para
construirla y esto nos debe hacer reflexionar, porque si falta un ladrillo, hay
algo que falta en esta casa»
¿Somos todos iguales? ¿En qué sentido? Miremos la
estructura de una catedral. Todas y cada una de las piedras es necesaria, pero
cada una de ellas tiene una función particular. Ninguna piedra es inútil, ya
que cada una de ellas tiene que realizar la misión para la que fue creada.
Todos los católicos somos Iglesia y el Santo Padre es tan Iglesia como el
último bautizado.
Ahora, lo que no es lógico es que todos nos dediquemos a
hacer lo que queramos en momento que creamos conveniente. Cada persona, cada
católico, tiene un espacio donde desarrollarse y colaborar activamente dentro
de un orden lógico y razonable. Por eso no tenemos que tener miedo a que
alguien nos diga que sobramos o que no servimos para nada.
«Nadie es inútil en la
Iglesia. Si alguien, por casualidad, dice: “vete a tu casa, eres inútil”, no es
cierto. Todos somos necesarios para ser Templo del Señor. Nadie es secundario,
todos somos iguales a los ojos de Dios»
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