Temed su poder, amad su misericordia. No presumáis de tal modo de su misericordia, que despreciéis su poder; ni temáis de tal suerte su poder, que desconfiéis de su misericordia. En El se halla el poder, en El la misericordia... #SanAgustin (Comentario al Salmo 61,20).
El poder del Señor se mueve por su perfecta e insondable justicia. La misericordia del Señor se mueve por su perfecta e insondable caridad. Si despreciamos el poder de Dios, despreciamos su perfecta justicia. Si despreciamos su misericordia, despreciamos su magnánima caridad.
No podemos pensar que Dios es sólo misericordia, porque habríamos creado un ídolo a nuestro gusto, según nuestros deseos. Adorar a un ídolo es adorar el mal que hay dentro de nosotros, por lo que hemos de tener mucho cuidado.
Dios es todo misericordia y justicia, amabas perfectas y plenas.
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