lunes, 24 de junio de 2024

Danos el Pan super sustancial de cada día


Orar es cada día más complicado. En la fe que profesamos, Dios se va alejando día a día. Nos quedamos con lo cotidiano y olvidamos lo trascendente. Es una fe que se vuelve práctica y atea, centrándose en el ser humano como motor del sentido de todos y todo. Si perdemos el sentido trascendente de la fe, el Evangelio deja de ser necesario y sólo nos quedan las consignas ideológicas de cada momento. Esto no lo digo yo. Lo pueden leer en el discurso que el Cardenal Sarah impartió hace unos días en los Estados Unidos:

Por ateísmo práctico entiendo una pérdida del sentido del Evangelio y de la centralidad de Jesucristo. La Escritura se convierte en una herramienta para objetivos seculares en vez de ser una llamada a la conversión. No creo que esto esté muy extendido entre vuestros obispos y sacerdotes aquí en Estados Unidos, gracias a Dios, pero cada vez es más común en otras regiones de Occidente. Demasiados no se toman en serio la fe y la tratan como un obstáculo para el diálogo. (Card. Sarah, Discurso en la Universidad Católica de América. Junio 2024)

¿Cómo es posible orar cuando Dios parece que está ausente? Es complicado y muchas veces imposible. La Liturgia se convierte en una ocasión festiva de tipo social. Una oportunidad de auto alabarnos, con Dios como excusa. Pero Cristo mismo nos dejó claro que la oración es más que una "cantinela" a repetir. Benedicto XVI lo dejó también muy claro:

"Siempre es fuerte la tentación de reducir la oración a momentos superficiales y apresurados, dejándose arrastrar por las actividades y por las preocupaciones terrenales. Cuando, dentro de poco, recemos el Padrenuestro, la oración por excelencia, diremos: "Danos hoy nuestro pan de cada día", pensando naturalmente en el pan de cada día para nosotros y para todos los hombres. Sin embargo, esta petición contiene algo más profundo. El término griego epioúsios, que traducimos como "diario", podría aludir también al pan "super-sustancial", al pan "del mundo futuro". Algunos Padres de la Iglesia vieron aquí una referencia a la Eucaristía, el pan de la vida eterna, del nuevo mundo, que ya se nos da hoy en la Santa Misa, para que desde ahora el mundo futuro comience en nosotros. Por tanto, con la Eucaristía el cielo viene a la tierra, el mañana de Dios desciende al presente, y en cierto modo el tiempo es abrazado por la eternidad divina." (Benedicto XVI. Homilía de la Solemnidad del Corpus Christi. 11-6-2009

¿Cómo orar cuando dentro de la Iglesia hay tantas rencillas, desconfianzas, rencores y malestar de fondo? Porque la oración no es algo totalmente individual. Al orar, nos unimos al coro de orantes que alaban a Dios y se ofrecen para que Su Voluntad sea lo que prevalezca. Estamos dentro de una fuerte tormenta y Cristo parece dormir. Pero llegará el momento que despierte y deje claro que nuestra fe se resquebraja sin casi darnos cuenta. Dios nos ayude a seguir confiando en su presencia entre nosotros.



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