miércoles, 20 de enero de 2010

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean una cosa...

Estamos celebrando la semana de oración por la unidad de los cristianos. En un principio la unidad se enfoca hacia las distintas confesiones o Iglesias... pero podríamos llevarla también a todos los ámbitos internos a cada una de las Iglesias. Literalmente, nos falta unidad en todos los sentidos. Pero ¿Qué entendemos por unidad?

Para escudriñar algo el tema podemos empezar por uno de los textos más utilizados y que está contenido en el evangelio de San Juan. En este texto, Cristo pide al Padre por nosotros y lo hace con el objetivo de que estuviéramos unidos. Cristo nos conoce y sabía que no tardaríamos en iniciar la carrera de diferenciarnos y después imponernos unos a otros.

"Mas no ruego tan solamente por ellos [quienes le han conocido y han creído], sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que sean todos una misma cosa; así como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que también sean ellos una cosa en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa. Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en una cosa, y que conozca el mundo que tú me has enviado y que los has amado, como también me has amado a mí" (Jn 17,20)

El tema de la unidad de los cristianos se relaciona directamente con la Trinidad (circumincesión de las tres personas), ya que ésta muestra cómo aspectos diferentes se unen de manera perfecta, en la unidad plena. Hemos de ser conscientes que nuestra naturaleza humana nos impide conformar una Iglesia única, unida y homogénea... pero aceptar esta evidencia no excluye que seamos capaces de entender lo qué significa la unidad...

¿Qué quiere decir "Para que el mundo crea que tú me enviaste"? ¿Acaso creerá el mundo cuando todos seamos una misma cosa en el Padre y el Hijo? ¿Por ventura no es ésta aquella eterna paz que es más bien el premio de la fe que la misma fe? Pues si en esta vida todos los que profesamos una misma fe somos una misma cosa, por consecuencia somos uno, no para que creamos sino porque creemos. ¿Qué quiere decir, pues: "Todos sean uno, para que el mundo crea"? Ciertamente cuando habla de todos se refiere al mundo creyente. De éstos dirá lo mismo que había dicho en aquellas palabras: "No ruego sólo por ellos, sino por los que han de creer en mí por su palabra" ¿Cómo, pues, lo hemos de entender sino diciendo que no puso como causa, "Para que el mundo crea que son una misma cosa", sino que orando dijo: "Para que el mundo crea", como había dicho "Para que sean uno mismo"? Finalmente, la exposición de esta sentencia será más clara si añadimos la palabra Ruego en todas sus cláusulas: "Ruego que todos sean uno; ruego que ellos sean una misma cosa en nosotros; ruego que el mundo crea por que tú me enviaste". (San Agustín, De Trinitate)

Cristo ruega al Padre para que entendamos qué es la unidad y así podamos buscarla. Dios sabe que, en nuestras imperfecciones y limitaciones, siempre necesitaremos espacios particulares donde nuestros carismas no se sientan limitados. Sabiendo que la diversidad es evidencia de nosotros mismos,... ¿Cómo podríamos pensar en un Iglesia unida? San Pablo dio a los efesios algunas pistas:

"Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?

El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor." (Carta a los efesios 4, 1-16)

Pablo era consciente de que Dios no nos puede llenar con la plenitud de la unidad… ya que somos imperfectos. Nos romperíamos. Sabía que a cada cual le ha dado lo suyo y que precisamente Dios espera que compartamos nuestras debilidades y capacidades para conformar unidos el Reino de Dios.

A cada uno de nosotros se nos ha dado diferente capacidad de sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios… Solo si nos unimos podremos tener la plenitud de todos los dones del Espíritu Santo. Entonces conformamos un espléndido puzzle, que completo es capaz de mostrar su verdadera naturaleza: la Iglesia.

Por eso es tan importante que nos reconozcamos como hermanos y trabajemos unidos en lo que cada cual es mejor. Esta es una lección a aprender dentro y fuera de la Iglesia católica… ya que tanto internamente como externamente tendemos a conformarnos en grupos aislados y poco dados a trabajar en unidad. Oremos a Dios para que podamos reconocernos y amarnos los unos a otros… como Dios nos reconoce y nos ama.

--oOo--

Señor nuestro Jesucristo, que momentos antes de la Pasión oraste por los que iban a ser tus discípulos hasta el fin del mundo, para que todos fueran uno, como tú estás en el Padre y el Padre en ti; compadécete de tanta división como existe entre quienes profesan tu fe.. .
Derriba los muros de separación que divide hoy a los cristianos...

Mira con ojos de misericordia las almas que han nacido en una u otra comunión cristiana, obra de los hombres, que no tuya...

Atráelos a todos a esta única comunión que implantaste desde el principio: a la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica...

Como en el cielo solamente existe una sociedad santa, que no exista en la tierra más que una comunión que confiese y glorifique tu santo nombre.

Amén.

(Oración: Cardenal John Henry Newman)

6 comentarios:

Escalante dijo...

Durante la Semana de oración por la unidad de los cristianos, estamos invitados a tomar conciencia profundamente de que la unidad es una gracia y de que debemos invocar sin cesar este don. Maravillosa súplica del Cardenal Newman, la he hecho mía.

Miserere mei Domine dijo...

Gracias por tu comentario Roberto.

Hoy en día está mal visto hablar de la universalidad de algo. Todo es particular, personal y relativo a cada cual... Hoy más que nunca entendemos la Verdad como una pléyade de realidades individuales e intrasferibles.

Por eso una Iglesia Santa, universal y seguidora de la tradición apostólica parece ofensiva para muchos... pero la Iglesia o es así... o no es Iglesia.

Saludos :)

Anónimo dijo...

A ver..la Iglesia tiene muchas tendencias... y no siempre dirigidas a la verdadera Unidad. Sólo diré que no me he sentido acogida por un sector católico... e incluso por otro advaíta... dentro del cual alguien sólo resalta mi creencia en CRISTO JESUS como algo saparador...

Enfín...esa Unidad creo no sólo debe hacerse realidad y vivirla dentro de la Iglesia...sino a fuera... con los hombres que sin estar dentro...son nuestros hermanos también.

Será que muy pocos s eres tienen la realización necesaria de la expereincia de DIOS... y se pierden en aspectos mentales, egoicos, que nos separan más que nos unen.

La crítica no es que sea mala...pero deberíamos también ver las cosas que nos unen y nos igualan...más que las que nos diferencian.

Perdonad mi poco discernimiento...

Un Abrazo en CRISTO.

Miserere mei Domine dijo...

Hola Carmen... quizás viene bien empezar por el final.

La crítica se basa en la discrepancia. Criticar a alguien no implica despreciarlo ni odiarlo. Se puede criticar amando con profundidad y plenitud. Cristo no dejaba de criticar a los fariseos y no por ello dejó de morir por ellos.

Lo que nos une es importantísimo y gracias a ello nos reunimos a la mesa común de nuestra humanidad, llenos de respeto,... y hablamos con cordialidad. Si no nos uniera nada... no podríamos comunicarnos y aprender unos de otros. :)

Lo mental no es egoico, ni lo egoico es malo por si mismo. La maldad puede ser sublime y espiritual... sin dejar de ser maldad :). Nuestra personalidad es lo que nos diferencia, nos hace únicos y además es la única herramienta que tenemos para llegar al prójimo. ¿Por qué ir contra ella?

Lo mental puede ser tan verdadero o falso como lo emotivo o lo sensorial. Desechar la mente es cortar una pata de las tres que tenemos... nos quedaríamos únicamente con con las emociones y la sensorialidad... lo que es peligroso.

Si dejamos atrás lo que nos separa para ver solo nuestras coincidencias... nos despreciamos en la medida que no le damos importancia a los aspectos diferenciales. Dudo que nos amemos si olvidamos lo que no encaja con nosotros. Incluso esto significaría despreciarnos a nosotros mismos... ya que no nos damos la oportunidad de aprender de las diferencias. Si nos despreciamos a nosotros mismos ¿Cómo podremos amar a quien tenemos delante?

Lo que si nos lleva a la destrucción interna y externa es despreciar y odiar lo diferente. No respetar a quien tenemos delante por el hecho de pensar de forma diferente, evidencia un trastorno espiritual, religioso y humano.

La unidad es mucho más que sonreirnos y dejarnos pasar sin acercarnos los unos a otros. Eso no es unidad... es desafección, vacío y egoismo. Si amo a mi hermano,.. me importa en todos los sentidos... no solo en los que aparentan armonía.

La unidad es buscarnos, hablarnos y trabajar unidos para acercar al mundo el Reino de Dios. Tanto internamente como externamente.

El problema viene cuando nos encontramos con quienes piensan de forma diferente... A estas personas hay que respetarlas, escucharlas y mostrarles con sinceridad y humildad los fundamentos de cristianismo, para que puedan comprenderlos y hacerlos suyos. En ellos estará el aceptarlos o no... son maravillosamente libres y nosotros no somos nadie para despreciar su libertad.

Hay que ser consciente que ninguna doctrina salva o condena por si misma... únicamente es Dios quien nos regala la salvación. Nosotros no condenamos... Dios elegirá al pez que merezca la pena y solo El sabe quien será. :)

En lo fundamental unidad ... en lo demás caridad. San Agustín de Hipona. ¿Qué es lo fundamental? Amar a Dios sobre todas las cosas y la prójimo como a nosotros mismos.

Gracias por compartir tus pensamientos con nosotros ;)

Maricruz dijo...

Mise, me he dado cuenta, leyéndote, de cuánta unidad existe entre nosotros quienes nos hemos conocido por la red.
Cada cual aporta lo suyo y engrandece con esto la totalidad. No te parece fenomenal?
Gracias amigo.
Totús

Miserere mei Domine dijo...

Hola Totús

La red es un sitio peculiar que permite la unión esencial y también al discrepancia radical.

Pero si se congenia y existe sintonía no es rato cruzarse continuamente e intercambiar amistad... A lo mejor la red se convierte en un factor ecuménico de relevancia... ¿Quién sabe?


Un abrazo ;)

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