viernes, 19 de agosto de 2011

El pecado es la nada y aleja de Dios


"Santidad" significa "aquello que ha sido tomado de la tierra". Dios es “un algo” y un ser puro, y el pecado es la nada y aleja de Dios. Dios creó a los ángeles y al alma de acuerdo con un algo, quiere decir, de acuerdo con Dios [a su imagen]. […] Cuando el alma está libre de las cosas terrestres, entonces es "santa". Mientras Zaqueo se hallaba al nivel de la tierra, no podía ver a Nuestro Señor (Cfr. Lucas 19, 2 a 4). San Agustín dice: "Si el hombre desea volverse puro, que deje las cosas terrestres". Ya he dicho varias veces que el alma no puede volverse pura si no es empujada otra vez a su pureza primigenia, tal como Dios la creó; del mismo modo, que no se puede hacer oro del cobre que se afina por el fuego dos o tres veces, a no ser que uno lo haga retroceder a su naturaleza primigenia. Porque todas las cosas que se derriten por el calor o se endurecen por el frío, tienen una naturaleza totalmente acuosa. Por lo tanto, hay que hacerlas retroceder del todo al agua, privándolas por completo de la naturaleza en que se encuentran en este momento; de tal manera, el cielo y el arte prestan auxilio para que el cobre sea transformado íntegramente en oro. Es cierto que el hierro se compara con la plata, y el cobre con el oro: pero cuanto más se lo compara [el uno con el otro], sin privarlo de su naturaleza, tanto mayor es la equivocación. Lo mismo sucede con el alma. Es fácil señalar las virtudes o hablar de ellas; pero, para poseerlas en verdad, son muy raras. (Maestro Eckhart, fragmento del sermón LVII)

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¿Qué nos hace manifestarnos contra la voluntad de Dios? El maestro Eckhart da en el clavo: la nada. Dios es plenitud, sentido universal, llamada de nuestra naturaleza para ser trascendida (como indica la transformación del cobre en oro). "La nada" aparece como la máxima aspiración del ser humano actual. Se confunde la libertad con la ignorancia de las consecuencias de sus actos.

Pero la nada no es aséptica o indiferente, sino que es una enfermedad que nos produce dolor. Igual que cuando estamos enfermos de la vista, nos molesta la luz resplandeciente, así cuando estamos vacíos, nos duele aquello que tiende a colmarnos.

Esta razón hace que la Esperanza duela a los que han perdido toda esperanza. La alegría sincera duele a los que viven entristecidos por las sensaciones huecas. El Espíritu, duele a quien solo alberga pasividad material.

Las manifestaciones contra la JMJ son evidencia de todo eso. Hace un par de días, mientras comía escuche una conversación de dos hombres en la estación de Atocha.  Les dolía la juventud esperanzada que les rodeaba. Hablaban de hacer violencia si se les ponía a tiro uno de estos “estúpidos con mochila”. Hablaban con amargura y desde el dolor más profundo que he visto en mucho tiempo. Estas personas son lo pobres más pobres del mundo. Han perdido a Dios y con ello, toda esperanza ¿Cómo sanar la enfermedad?

Dice el Maestro Eckhart que “, el cielo y el arte prestan auxilio para que el cobre sea transformado íntegramente en oro” La Gracia de Dios y nuestra capacidad de crear belleza y significado (arte) en nuestra propia vida, son la solución. Pero es una solución que empieza a actuar cuando nuestra voluntad se abre a Dios. Mientras tanto, el vacío, la nada, acampan en nosotros.

Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad

Oremos por la sanación de tantas personas enfermas de vacío y sinsentido. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes Miserere Mei Domine, el misterio de iniquidad es muy profundo en el hombre, todos lo hemos vivido, sin embargo, muy pocos han experimentado la sanación, el perdón y la salvación que nos restituye a la gracia de Dios y nos permite resistir una tentación diabólica, combate cuerpo a cuerpo contra el maligno y salir vencedores con el auxilio del Santo Espíritu. Esta realidad del reconstruido por la cruz de Jesús ES mucho más fuerte y aproxima a Dios con mucha más fuerza al hacernos humildes y mansos en el servicio y la obediencia a la voluntad de nuestro padre.Zaqueo experimentó esa sanación que salvó su casa al caeptarla sabiéndose un mendigo lleno de joyas y riquezas pero desnudo ante su anfitrión.Un abrazo.

Miserere mei Domine dijo...

Gracias por el comentario NIP. La iniquidad es una nube que nos ciega y nos lleva hacia la nada. Hacia el no ser. Dios es el Ser en penitud y por eso nos llena por compleo.

Un abrazo en Cristo :)

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