domingo, 15 de marzo de 2015

…el que no cree, ya ha sido juzgado. San Gregorio Magno


Necesitamos convertirnos. Todavía nos falta mucho camino, pero lo importante es no despreciar e ignorar la Luz. Pueden parecen duras las palabras de Cristo que podemos leer en el pasaje evangélico de este domingo. Lo curioso es que de todo lo que se dice en el Evangelio, nos solemos queda con una frase: “Porque no envió Dios su Hijo al mundo para juzgarle, sino para que el mundo se salve por El” (Jn 3, 17). Curiosamente nos acogemos a esta frase para pensar que ya tenemos todo ganado y podemos hacer lo que nos plazca. ¿No creemos en Cristo? Pues ya está. Como somos buena gente, da igual si defendemos el aborto, promocionamos una vida intrascendente o nos pasamos todo el día buscando nuestro propio provecho. Es conveniente leer todo el Evangelio y no sólo los trocitos que nos tratan bien. Vemos lo que nos dice San Gregorio sobre este pasaje evangélico:


En el último juicio algunos no serán juzgados y perecerán. De éstos se dice aquí: "El que no cree ya está juzgado", pues entonces no será discutida su causa, porque ya se presentarán delante del severo juez con la condenación de su infidelidad. Y los que conservan su profesión de fe, pero carecen de obras, serán mandados a padecer. Mas los que no conservaron los misterios de la fe no oirán la increpación del juez en su último examen, porque prejuzgados ya en las tinieblas de su infidelidad, no merecerán oír la reconvención de Aquél a quien despreciaron. Y sucede también que un rey de la tierra, o el que rige una república, castiga de diferente modo al ciudadano que delinque en el interior que al enemigo que se rebela en el exterior. (San Gregorio, Moralium 26, 24)

Sin duda Cristo no vino a juzgar al mundo, ya que no necesitamos juicio alguno. Dios puede ver directamente dentro de nosotros ¿Qué juicio necesita cuando El puede ver lo que albergamos en nuestro interior? (seguir leyendo)

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