Pero veamos si la profecía siguiente que se refiere a la venida de Cristo, se ha cumplido. De hecho, el texto prosigue: «todo lo torcido se enderezará». Cada uno de nosotros estaba torcido –por lo menos si se trata de lo que era en otro tiempo y no de lo que todavía hoy somos- y la venida de Cristo, que se ha realizado en nuestras almas, ha enderezado todo lo que estaba torcido... Oremos para que cada día se cumpla su venida en nosotros y podamos decir: «Vivo, pero ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20) (Orígenes. Homilías sobre San Lucas, nº 22, 1-3)
Si somos cristianos ¿Qué sentido tiene el nacimiento de Cristo? Seguramente que los festejos paganos nos llevan a olvidar que Cristo vino con un sentido claro: enderezar todo lo torcido. También tendemos a centrar el nacimiento de Cristo en una única noche, siendo una oportunidad cada momento de nuestra vida. Los Padres de la Iglesia hablaban de tres venidas del Señor: la primera, hace más de 2000 años, la última, cuando llegue el momento del juicio final. ¿Cuán nos queda? La que debería de celebrarse en nuestro interior todos los días. Ese es el sentido de la Navidad, recordar que Cristo viene a nuestro corazón cada vez que le abramos la puerta.
Que esta Nochebuena sea una de esas oportunidades que aprovechemos. Feliz Navidad
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