miércoles, 8 de agosto de 2018

Mensaje a la iglesia de Efeso



Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso:

El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda entre los siete candelabros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, y has sometido a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos. Tienes perseverancia, y has sufrido por mi nombre y no has desmayado. Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio; si no, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes. Sin embargo tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios. (Ap 2, 1-7)

¿Quienes son los nicolaitas de la actualidad? Tomemos lo que indica en el comentario del Apocalipsis escrito por Victorino de Petovio en el siglo II. Este comentario es primero del que se tiene noticia y de ahí que sea de utilidad para entender muchos aspectos del Apocalípsis. Victoriano indica de los nicolaitas que  son «hombres falsos y turbadores que ministrando bajo el nombre de Nicolás crearon para ellos una herejía diciendo que las viandas ofrecidas a los ídolos podían ser exorcizadas y luego comidas,​ y que cualquiera que cometiere fornicación podía recibir la paz al octavo día». Los cristianos creemos que las ofrendas realizadas a los ídolos paganos no deben ser utilizadas por nosotros. No porque sean impuras en sí mismas, sino porque puede parecer que aceptamos estas ofrendas como válidas. Los nicolaitas eran funcionalistas a los que no le importaba comer las ofrendas a los ídolos y realizar actos que eran evidentemente inmorales.  ¿En qué se apoyaban para tener este tipo de comportamiento? Lo desconocemos, pero posiblemente utilizaban la casuística mezclada con una visión indiferentista de Dios. ¿Cuantos neo-nicolaitas tenemos hoy en día dentro de la Iglesia? Sin duda muchos. Se pueden encontrar entre las filas de quienes señalan constantemente ¿Quien soy yo para juzgar? y desprecian a quien señala el error. Son como el escriba, que en la parábola del buen samaritano, sigue adelante sin pararse ante el prójimo necesitado de consejo y entendimiento. 

¿Que significa que el Ángel quitará el candelabro de lugar? El candelabro es donde está depositada la luz para que ilumina nuestro camino. Es un signo de la Iglesia, que sostiene los sacramentos como camino hacia Dios. Sin el candelabro, nada podemos hacer. Sin la Gracia de Dios tampoco podemos nada (). Es evidente que quienes creen en un Dios indiferente, no necesitan de luz alguna. Se bastan con sí mismos para seguir adelante como ciegos en medio de ciegos. Si el Ángel quita el candelabro sólo nos quedará el llanto y el crujir de dientes.

¿Qué es el primer amor? Es el amor de cada uno de nosotros a Dios. Quien desplaza este amor hacia ídolos y segundos salvadores, ha perdido el primer amor. Por muchas acciones solidarias que realice, todo lo que hace, termina siempre a nivel humano y terrenal. Nuestros hermanos poseen la impresa la imagen de Dios. Pero ¿Comos capaces de ver que detrás de lo que tanto nos estorba de ellos está es maravillosa imagen? Esta imagen y semejanza está escondida detrás de la costra del pecado, pero está allí. Todo lo creado, nos recuerda a Dios y nos habla de Él. No podemos odiar lo que ha sido creado por Dios, pero tampoco podemos amar a la imagen por encima del original

Mirémonos en la iglesia de Éfeso y encontremos qué nos pide del Señor. Hemos olvidado el primer amor, que no es más que el amor que le debemos a Dios sobre todas las cosas. El ángel nos pide que nos arrepintamos y que pidamos perdón. La Iglesia actual, de la que somos parte, ama muchas cosas y personas que no son Dios. No se trata de odiar todo lo que no sea Dios, sino aprender a verlo en todos y todo. La huella de Dios ha quedado impresa en toda la creación. Todo y todos, tenemos el signo de Dios en nosotros, pero muchos son los llamados y pocos los elegidos. Pocos son los que permiten que el Espíritu Santo los transforme en símbolos vivos de Cristo entre nosotros. No se trata de convertirnos en líderes, organizadores o conductores de shows culturales basados en la fe. Todo simulacro de fe, está destinado a deshacerse en la manos de quien lo adquiere engañado.

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