Guardémonos de perder toda esperanza, sino evitemos igualmente ceder muy fácilmente a la indolencia... La desesperanza impide al que ha caído levantarse y la indolencia hace caer al que está de pie... Si la presunción nos precipita de lo alto de los cielos, la desesperanza nos precipita en el abismo infinito del mal, mientras que es suficiente un poco de esperanza para arrancarnos de él...
(San Juan Crisóstomo. Homilías sobre la conversión pronunciadas a su vuelta del campo, n° 1)
Reflexión: La Esperanza es una virtud. Una virtud que proviene de Dios mismo. Si cerramos nuestro corazón a la Esperanza, empezaremos a desconfiar de todo y de todos. Perderemos lentamente la fe, porque la desconfianza impide entender lo que Dios nos ha dicho. Al mismo tiempo, perderemos la Caridad. Dios no podrá actuar por medio de nosotros. En ese momento Dios habrá desaparecido de nuestra vida.
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Let us beware of losing all hope, but let us also avoid giving in too easily to carelessness... Despair hinders those who have fallen from getting up again and carelessness causes those who are standing to fall... If presumption casts us down from the heights of heaven, despair casts us into the infinite depths of evil, whereas a little hope is enough to hold us back...
(Saint John Chrysostom. Homilies on conversion preached on his return from the country, no.1)
Reflection: Hope is a virtue. It is a virtue that comes from God Himself. If we close our hearts to Hope, we will begin to distrust everything and everyone. We will slowly lose faith because distrust prevents us from understanding what God has told us. At the same time, we will lose Charity. God cannot act through us. At that moment, God will have disappeared from our life.
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